1. Ya soy el puto del equipo (VIII)


    Fecha: 01/01/2018, Categorías: Microrelatos, Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... porque se queja y le hace toser, —me expliqué.
    
    — Yo voy en seguida y aviso a la policía.
    
    Cuando llegó don Fermín, mi taita estaba dando de comer a Abelardo un caldo con cuchara pequeña para que no abriera tanto la boca. Lo hacía con el cariño de quien se siente madre. Cuando acabó de darle todo, noté que el color de cara de Abelardo iba cambiando, no sé si era por la comida o porque se vio rodeado de cariño, lo que me parecía que había desconocido durante toda su existencia. Se había hecho adulto sin saber lo que significaba ser querido y con unos deseos de amar inmensos.
    
    Llegó don Fermín, lo observó y le hizo preguntas para que contestara sí o no con la cabeza. Así averiguó que le había pegado con las manos y que le había dado un empujón cayendo encima de un centro de salón, una mesita que tenía piedra de mármol. Abelardo, aunque muy despacio, intentaba contestar no solo con la cabeza. Le había preguntado si le dolía el costado, si le había pegado con los puños o con algo contundente. No podía explicar mucho, pero asintió.
    
    Mi taita, lloraba y quería darle paracetamol para que se le fueran los dolores pero don Fermín dijo que no, que el médico lo vea como está.
    
    — Por sufrir un poco más, no hay que preocuparse, el mal está, el médico debe verlo tal cual y la policía también, —fue tajante don Fermín.
    
    En eso llamaron y se trataba de la policía. Venían dos, uno escuchaba y el otro hablaba. Don Fermín explicaba y Abelardo con la cabeza decía sí o no. El ...
    ... policía, deseando tener todos los datos de primera mano y con la firma de Abelardo por tratarse de un mayor de edad, aconsejó que lo lleváramos de inmediato al médico, que el médico les diera un parte de su estado de salud y remitiera a la policía un parte de los daños, manos, razones e instrumentos utilizados. Luego que se pasaran por la jefatura y allí, como el médico le recetaría calmantes, ya igual podría hablar.
    
    Nos pareció a todos muy razonable y nos salimos todos a la vez. Saludamos para despedirnos con un hasta luego y se quedó en casa mi taita, esperando noticias nuestras.
    
    Al ser domingo, entramos por Emergencias, pero el médico amigo de don Fermín ya nos estaba esperando. Cuando el médico lo auscultó, y lo revisó, le mandó hacer unas radiografías del tórax. El resultado que esperamos durante una hora, fueron dos costillas rotas. Lo fajaron bien y le dijeron que cuidado con el sol intenso y los aires. Un montón de medicamentos y que volviera a los dos días. Al salir de la consulta llamé a mi taita para explicarle todo.
    
    Con todos los papeles en orden y los medicamentos en las manos nos fuimos a la Jefatura de policía. En realidad se trataba de poner denuncia. Eso llevó a que le hicieron muchas preguntas a Abelardo. En todo me aseguró que sentía un dolor interno al decir la verdad, que le parecía estar acusando a su padre. Don Fermín le explicó que presentar una denuncia no es acusar sino prevenir. Que no lo llevarían a juicio ni a la cárcel, sino que le darían una ...
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