1. Ya soy el puto del equipo (VIII)


    Fecha: 01/01/2018, Categorías: Microrelatos, Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... yo necesito la libertad de meter en mi cama a otros hombres, al menos por ahora, aunque tu culo es el mejor que he descubierto.
    
    — Entonces… ¿viviremos como hermanos?
    
    — No, mucho más, seremos novios sin compromisos, si te parece y si no amigos muy especiales.
    
    — No, mejor novios sin compromisos fijos…
    
    — Ni para ti ni para mí…
    
    — De acuerdo…, pero nos podremos contar todo lo que queramos, ¿si?
    
    — Abelardo, para mí eres más que un novio, eres parte mía, soy yo el que tengo temor que me dejes por ser poliándrico, quiero ser tuyo, pero no sé si aguantaría…
    
    — Eso que me dices es suficiente, yo te entiendo, pero quiero dormir en tu cama, contigo, cada noche, y cuando traigas a algún otro chico, me esperaré en la sala, durmiendo en un sofá, hasta que se vaya, luego voy contigo.
    
    — Quizá con el tiempo cambiamos los dos, no tenemos compromisos y podemos hacer los que nos plazcan.
    
    Se levantó para besarme, pero le dolió el costado y le dije que hoy nos acostaríamos pronto, que yo iría al día siguiente, lunes, a mis clases por la mañana, pero vendría a comer y por la tarde volvería al entrenamiento y también me vendría en cuanto antes, que hablaría con el míster y le contaría.
    
    — Querrá follar contigo…
    
    — Si me da mejores explicaciones…
    
    — Ahora yo voy a estar mucho tiempo sin jugar y mucho tiempo sin follar…
    
    — Yo te resolveré ambos problemas desde esta noche, no tienes de qué preocuparte.
    
    Después de cenar lo llevé a mi cama, le ayudé a quitarse la ...
    ... ropa. Le ofrecí un pantalón de pijama corto, pero supuso y sabía que yo no usaba y me dijo:
    
    — Antes yo usaba, desde que supe que tú no usas yo tampoco me pongo pijama.
    
    Le ayudé a meterse en la cama. Me desvestí y me colé dentro de la sabana. Estiré la colcha que ya estaba bajada a los pies de la cama por si a Abelardo le entraba un poco de frío.
    
    — Se me ha olvidado mear.
    
    — ¿Necesitas que te acompañe al baño?
    
    — Mejor sí.
    
    Después de mear él, lo hice yo también. Y me dijo:
    
    — Hoy no te podré hacer el amor porque me dolería mucho el costado.
    
    — Pero yo si puedo, siéntate sobre la tapa del sanitario y te doy una mamada, si te duele lo dejamos.
    
    Me relamí los labios y me la puse en la boca, iba despacio para que no tuviera dolor, poco a poco fue subiendo la erección de los dos, pero Abelardo parecía tener prisa y pasándole la lengua por el frenillo, se quejó poniéndose las manos al costado e interrumpí la mamada, sin sacar la polla de mi boca, lo miré a los ojos, me hizo una mueca forzada de sonrisa indicando que siguiera. Lo hice y no tardo en eyacular con gritos más de dolor de su costado que de placer, pero al concluir lo miré y estaba sonriendo. Me puse de pié y me agaché para darle un beso. Yo ya estaba rezumando precum por mi polla y me pidió que la exprimiera en su boca, me masturbé con cuidado y como él sacó la lengua desde el primer golpe los trallazos fueron a su boca, cerró los labios y todo fue dentro. Me saqué de su boca mi polla limpia y lo besé ...
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