La sonrisa blanca - Relatos Eróticos

La sonrisa blanca

... cuerpo mientras ella me hacía caricias o se retorcía. Tenía unos pechos hermosos, una piel suave y armónica. Se corrió de la pared y me llevó a su habitación. Nos seguímos besando con fuerza y mucha pasión hasta que mi mano fue subiendo por su espalda, la tomé fuerte del cabello y me dijo: 
-Haceme lo que quieras...

La llevé hasta abajo para que se arrodillara y empezó a abrirme el pantalón. Mi pija estaba por explotar, recuerdo que latía fuerte y, después de unos besos y lamidas suaves, sin dudarlo se la metió entera, a lo que reaccionó dejando caer unas lágrimas. Y así como estaba empecé a cogerme su boca. Recuerdo que por momentos la sacaba para que respirara, pero quería volver de nuevo a metérsela en la boca, mientras me miraba con esos ojos hermosos, más prendidos que nunca, con dos ríos de lágrimas cayendo a los costados, sobre una cara ya roja de tanto ser cogida. Recuerdo los hilos de baba que ella sola volvía a meterse y que me dejaba pasarle por la cara. Eso parecía ponerla más loca que nunca y me pidió que la detenga presionandola bien fuerte desde el cuello. Así ella dejaba la boca abierta para mí. 

Ella sólo gemía y me miraba a los ojos. Creo que sólo para soportar las arcadas dejaba de mirarme. Pero verla lagrimear de nuevo mientras me sonreía era algo indescriptible. En un momento ella se puso sola a chuparmela muy bien; no pude más y acabé. Antes la tomé bien fuerte de la cabeza y le hundí mi verga para que pudiera eyacular todo adentro de su boca. Una ...

... parte no pudo evitar tragarla, pero otra la pasabeaba por su boca, arrodillada y muy feliz y me hizo ver cómo terminaba de tragar todo. 

Soy de recuperar muy rápido así que después de unos minutos comencé a besarla en su cama, ya desnudos y con frío. Nos metimos en las sabanas y empezamos a besarnos como dos amantes de años. Comencé a bajar para retribuirle lo que había hecho antes y me encontré con una vagina hermosa, toda jugosa y algo caliente. Le empecé a lamer las partes como se debe, hasta que se empezó a asomar el clítoris. Apenas le pasé la lengua dejó salir un grito rápido a lo que respondimos con risas. Me apretaba fuerte la cabeza contra su pubis y yo, sin desprenderme sentí cuando acabó, dejó salir su líquido y se retorcía mientras gemía entrecortadamente. Saqué un preservativo del bolsillo de mi pantalón, tirado por cualquier lado, me lo puse y empecé a penetrarla. Apenas le metí la cabeza ya sentí que era muy estrecha como me gustan. Cuando entró la mitad sentí que le abría cada vez más y dejó salir otro grito.
-¿Estás bien?¿Sigo?-
Sacó la mano de su boca y sonriendo me dijo que sí. Le corrí su mano, la apreté con fuerza contra la cama mientras la cogía y dejaba que mi pija entrara del todo mientras ella gemía un poco dolorida. Ahí no me contuve más y empecé a cogerla con todas mis fuerzas a lo que reaccionó con una serie de gritos y gemidos muy profundos. Le tapaba la boca y su vagina se estrechaba con más fuerza y sus ojos se perdían. 
Fue ahí cuando lo ...