El sueño jamás soñado 2
Fecha: 04/02/2021,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... menos de mi edad, que la señora me presentó como su hija.
¡Caramba, que linda sorpresa! Tomamos juntos el desayuno. Lidia era muy simpática y conversadora. Así es como me enteré que era un año mayor que yo, que había venido varias veces a la escuela con la mamá, cada vez que su papá tenía que salir por trabajo – trabajaba en la agro industria -, pero nunca en las fiestas familiares. Esta era la primera vez, por eso yo no la había visto antes.
En fin. Tanto Lidia como yo nos encontrábamos muy bien juntos, dado que además, tal como me lo dijo ella, era la primera vez que al venir había encontrado alguien de su edad, siempre se aburría como una ostra, pues todos eran mayores.
Lo mejor fue cuando Tati nos vio conversando, sentados en uno de esos bancos de plaza que estaban en las galerías de la escuela. Vino sonriendo y nos saludó muy afectuosamente. Tampoco conocía a Lidia. Por una mirada cómplice, me hizo saber que la podríamos pasar muy bien.
Durante el almuerzo, Lidia y yo nos sentamos juntos, siempre conversando, y luego, lo que yo esperaba: “¿vamos a jugar a las cartas?”
¡SIII! Lo grité para adentro. Lidia aceptó encantada. Me di cuenta que Tati le había caído muy bien.
Fuimos rápidamente al aula, la misma de ayer.
Tati, previsora, o buscando mayor comodidad, había puesto una amplia colchoneta, además del consabido catre. Esta vez no había cerveza. Las dos botellas que habían quedado de ayer las había hecho desaparecer. Nos pusimos a jugar. Tati “invento” que ...
... jugáramos por algo… ¿Y que fue? Claro, por supuesto. Cada perdedor de partida se quitaría una prenda, cualquiera. Por supuesto lo propuso…, sin forzar nada, para que lo aceptara Lidia.
Lidia aceptó encantada. Parece que estaba bien en onda. A pesar que se ruborizó un poquito, no demasiado. Y empezamos con el chinchón, cada partida era una prenda. “Casualmente” la primera la perdí yo. Me saqué la remera. Quedé en cueros, de la cintura para arriba.
La segunda partida la “perdió” Tati. Se sacó la blusa y quedó en corpiño. En realidad, la única que jugaba en serio era Lidia. No sospechaba la complicidad que teníamos con Tati.
Luego, al fin, le tocó a Lidia.
Nos embromó: ¡se sacó las zapatillas!
Con Tati largamos la carcajada.
-¡Ahh! ¡Qué bien! Qué piola ¿no?
Lidia rió contenta.
-¡No voy hacer trampa! - Sonriendo se sacó la remera. Tenía un hermoso corpiño de encajes, con unas tetitas bien redondas y paraditas, donde se notaban perfectamente los pezones. Estaba muy satisfecha de la admirada mirada que le dirigí. No dije nada pero mire con atención. Tati hizo el comentario:
-¡Vaya! ¡Qué bien estás!
-¡Jajaja! ¡No es para tanto!
La siguiente “perdedora” fue Tati.
Se sacó la pollera y quedo en bombacha y corpiño.
Nos sentíamos bárbaro y los tres sabíamos cómo iba a terminar esto. Por supuesto cuando “perdí” yo me saqué el pantaloncito que tenía, no las zapatillas. El problema que ya estaba al palo. Ver a Tati y Lidia en corpiños me alentó bastante, y mucho más cuando Tati ...