Cogiéndome a mi maestra de la U - Relatos Eróticos

Cogiéndome a mi maestra de la U

... esto.  Cuando la llevé a su casa, no nos habíamos dado cuenta, con eso de pasar a comer, luego del beso y de la charla posterior, que ya era tarde.  Me estacioné frente a su casa, nos despedimos normal, cuando ella bajó, por primera vez vi a su marido en la puerta de la casa, se acercó a ella y la abofeteo en el rostro, ella casi cae, yo abrí mi puerta, corrí con el puño cerrado y le di un trompón en la cara al marido, lo tomé de improvisto, no se dio cuenta que yo iba por él,  el tipo cayó al suelo y le dije que -aprendiera a respetar a las mujeres-.  Vi a Rocio llorar.   El tipo se levantó encolerizado, pero el golpe que le dí lo tenía mareado, intentó pegarme y fue fácil esquivarlo y le volví a dar un golpe en el estomago, que lo derribó por segunda vez.  Rocio se acercó a mi y me dijo que era mejor que me fuera.  También le dijo a su marido que se fuera.  Yo entré a mi auto y me marché.

Pero no me fui del todo.  Me quedé a varias calles de allí, Me sentí a mal por haberla hecho pasar un mal rato.  Luego esperé un momento, y me dirigí a su casa de nuevo.  Toqué y ella salió a atender, estaba aún llorando, se notaban las lagrimas en sus blancas mejillas.  Le dije si podía entrar, ella dudó, pero dijo que estaba bien.   Al verla bien tenía hinchado uno de sus pomulos, pues allí la había abofeteado fuerte su marido.  Le toqué su mejilla para ver bien.  Le pregunté donde estaba la cocina, ella señaló, fui y tomé un paño y con agua salada hice unos lienzos, sentados en la ...

... sala.  Ella antes me pidió que apagara la luz de la sala, pues su marido podría estar vigilando de afuera y al ver la luz podría acercarse a ver.   -Como puedes soportar a ese mierda?- le dije al verla con su pómulo hinchado.  Nos tomamos de las manos y ella me abrazó y estuvo unos minutos así.

-Gracias- me dijo.  Yo le dije -no hay nada que agradecer, la verdad es que me gustas mucho Licenciada Rocio, y eres una gran mujer, además de muy bella-,  ella levantó su cabecita y fue muy vulnerable en ese momento, pues la tome y la besé, esta vez no hubo rechazo, nuestras lenguas se entrecruzaron y parecían serpientes en celo.  Creo que ambos añorabamos este momento.  La fui despojando de su saco, camisa y por fin pude hacer realidad de verle sus increibles senos, eran enormes.  Le besé el cuello y los hombros y luego fui tras su bello busto, le quité su bra, la aureola de su pezones eran inmensa al igual que sus pezones erectos, eran grandes y regordetes, los mamé sin cesar, de uno pasaba al otro, le pasaba la lengua y luego los chupaba succionándolos,  La Licenciado Rocio gemía y movía su cabeza para atras, se notaba que le gustaba lo que le hacía a sus tetas.  Luego ella me dijo que me quitara la camisa, lo hice, ella se quitó el pantalón, sus piernas eran llenitas de bonita forma, yo me quedé en boxer y ella con solo sus pantys, la puse en mis piernas y seguimos besándonos muy rico.  Yo dejaba su boca por seguir mamando sus exquisitas tetas.  -que bueno que te gustan mis ...