Cogiéndome a mi maestra de la U - Relatos Eróticos

Cogiéndome a mi maestra de la U

... que otro beso seco.   Cuando nos normalizamos, ella me dijo -creo que debes irte-, entonces me vestí sin decir nada, y le di un beso de despedida,  Di un par de pasos y me di la vuelta:  -"Licenciada Rocio, no me importa la edad, o si está aún casada con ese imbécil, de verdad me gusta mucho y quisiera que nos siguieramos viendo... Esto no fue algo de un momento... de hecho, es lo mejor que me ha pasado en la vida"-.   Me di la vuelta y empecé a buscar la puerta de salida   De pronto ella dijo -"espera Raúl...puedes...puedes quedar conmigo esta noche?"-.

Menciono que antes de irnos a la cama, nos duchamos juntos, desnudos, besándonos, yo le mamé de nueva cuenta sus bellas tetas, le hice sexo oral allí en la ducha y ella me regaló una rica felación que me dejó la verga bien parada.  Fuimos a la cama y le dije que se acostara, sin ropa.   Empecé besándo y chupando sus pies, no había visto pies más perfectos, tan bellamente arreglados como los de Rocio, me metí cada dedo en la boca y los lamí todos.  Eso hice con sus ...

... pantorrillas, rodillas, muslos, hasta llegar de nuevo a su rajita, la puse boca abajo porque quería comerle su culito otra vez, mientras se lo lamía y chupaba le inserté dos dedos en su raja y la comencé a masturbar, la hice acabar comiéndole su orto.  Luego el sexo estuvo genial, primero ella me cabalgó como una diosa, hasta que nos corrimos juntos entre gemidos de ambos.  Luego de un rato, me la chupó para ponérmela dura de nuevo, la puse en cuatro para cogerla de nuevo.  Cogerla en cuatro sigue siendo la mejor pose para mi hasta hoy.  Ahora cuando iba a eyacular afuera de nuevo, pero ella me dijo -quiero sentir tu semen dentro de mi-, entonces comencé a explotar dentro de ella, varias gotas de mi leche cayeron en la cama. 

Fue la mejor noche que había tenido hasta ese momento. Tuvimos un tórrido romance con Rocio, a pesar de nuestras edades tan diferentes, teníamos sexo hasta en el parqueo de la universidad.  Claro que dejó al imbécil de su marido.  Yo le abrí su agujerito chiquito de atrás.  Pero lo dejo para otra ocasión.