La aspirante a recepcionista de la compañía: Elizabeth
Fecha: 04/01/2018,
Categorías:
Primera Vez
Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
... esta empresa, todos lo que tienen algún puesto de gerencia se pueden retirar después de 20 años de servicio con el 70% de su salario.
—Me parece fantástico. Espero tener esa oportunidad y luego intentar acceder a otros puestos.
—Definitivamente mi colega Rivas le dará la consideración adecuada a tu aplicación.
—Señor Zena, y no me lo tome a mal, ni que pretendo con esta invitación intentar influir en usted, pero luego de esta grata conversación, me gustaría invitarlo a almorzar. ¿Tiene tiempo? Lo digo por lo de su cumpleaños y luego lo de su retiro.
—Beth, no te sientas obligada por nada.
—No, no me siento obligada a nada, solo que me gusta su plática, la forma en que gesticula al hablar…¿quizá le parezca que estoy fuera de lugar?
—No, para nada… mira, dame algunos minutos. Quince a veinte minutos, debo dejar algunas cosas en orden. Dime, ¿en qué restaurante te busco?
Me da el nombre de un restaurante italiano que conozco muy bien y en menos de lo pensado estoy buscando estacionamiento en el lugar. La recepcionista del lugar, quien me conoce muy bien me hace llegar a la mesa donde Beth aguarda. La plática es trivial, más que todo la basamos en los estudios, anécdotas de trabajo, le doy a conocer que tengo un hijo, ella más que todo es la que hace las preguntas y yo me limito a responder lo más prudente. De repente ella hace un giro y me da un elogio.
—Sabe señor Zena, me gusta la manera que usted toma los alimentos. Me parece que tiene una manera muy ...
... delicada en hacerlo.
—¿Te parece? Nunca nadie antes me ha dado esa observación.
—No se… le puede sonar ridículo pero me parece hasta sensual cuando lo hace.
—¿Sensual? – y creo que me he ruborizado.
—¿Usted es tímido verdad?
—Mira, que el que hoy se siente apenado soy yo.
—No se preocupe, que usted todavía no me ha mostrado sus calzones. – y da una ligera sonrisa.
—Ah… y yo intentando olvidar tu experiencia y ayudar a mitigar tu pena.
De repente siento que se ha despojado de sus zapatos y con sus pies me golpetea de una manera sugestiva por la entrada de la manga de mi pantalón. Ella con serenidad y una mirada de confianza, intuyo que piensa que me ha puesto incomodo o inseguro con su proceder juvenil. Reacciono con el profesionalismo que me caracteriza, pero más que todo con la sensibilidad que un adulto le habla a un joven.
—Beth, no sé si intuyo bien o quizá sea un poco ingenuo, pero me parece que estamos yendo por el camino equivocado. Tu eres una chica mucho menor que yo y creo que fue un error haber aceptado almorzar contigo.
—Perdón señor Zena, no quise incomodarlo. Quizá me equivoqué al pensar que le gustaba, pues escuche perfectamente cuando se jactó con el señor Rivas que me había visto los calzones. No sé, me gustó como lo dijo y me gustó sentirme deseada por un hombre como usted.
—¡Perdón Beth! No sabía que hablaras español…
—No se preocupe, a mucha gente le ha pasado. Piensan que no hablo español por mi aspecto anglo y por mi ...