1. Soy una puta desenfrenada


    Fecha: 07/01/2018, Categorías: Gays Autor: María de la Luz, Fuente: CuentoRelatos

    ... bombeos Raúl la terminara metiendo toda en mi vagina. Luego me cogió con fuerza que aumentaba cada vez más, cada arremetida me sacaba un gemido y un quejido de placer, yo lo abrazaba contra mi cuerpo, queriendo fundirme con él. Raúl estaba tan desenfrenado, que en ocasiones se aferraba a la cabecera de la cama y me embestía como un toro, metiéndome toda su carne dura.
    
    A la vez él exclamaba frases cortas como: “Que rico lo tienes!”, “te quiero partir la cuca!”, “Hace tiempo que te llevaba ganas, que te quería coger!”, “Que buena estas, se ve que tu marido no te cogía bien!”. Todo eso que me decía me hacía hervir la sangre. No tardé en correrme y en regalarle otra tanda de mis jugos vaginales con otro rico orgasmo, gemí y yo mismo lo abracé con las piernas por los costados para que me metiera hasta el último centímetro de su verga. “Ohh Raúl, dame, dame, que rico!”. En los últimos 10 años mi marido solo logró sacarme un orgasmo por cada relación sexual, ahora estaba gozando el segundo apenas comenzando.
    
    Luego al rato de estarme bombeando, Raúl me la sacó y se puso boca arriba, pajeandose la verga empalmada, era obvio que quería que me subiera encima de su larga y dura carne, puse una pierna de cada lado de su cuerpo y tomando con una mano el tronco de su verga me la llevé a mi raja, Raúl hizo un movimiento de caderas hacia arriba y me la clavó, yo hice el resto sentándome sobre su verga, con esto me la metió hasta el fondo, yo grité, ahora fue de placer, sentí como su ...
    ... enorme falo se hundió en mi ser. Tomándome él por las nalgas comenzó a rellenarme la raja de verga. Luego me dijo que lo cabalgara, no entendí muy bien eso, pero me empecé a mover sobre su verga como si yo fuera un jinete. El pegaba de gemidos, eso me gustó, darle a él también placer. La cama rechinaba como nunca lo había hecho, su verga me llegaba a lugares de mi vagina que nunca había tocado.
    
    No pude resistir de nuevo la llegada de una nueva venida, esta vez yo misma me lo provoqué moviéndome encima de su verga, noté que los dos nos venimos con segundos de diferencia. Hubo quejidos y gritos, sentí su semen caliente en mi vagina dilatada y varias gotas de sudor adornaban nuestras frentes. Que cansancio más rico.
    
    Me metí al tocador y me lavé la vagina en el bidet, no la había visto tan dilatada como esa noche, además una gran cantidad de semen de Raúl salió por mi panocha. También tenía la conciencia sucia, a pesar de la infidelidad de Clementino, no podía creer que lo estaba haciendo con uno de sus mejores amigos a escasos tres meses de su deceso.
    
    Nos quedamos descansando en la cama, nos metimos debajo de las sabanas aún desnudos. Raúl me confesó que siempre yo le había gustado y que cuando supo lo de Clementino, lo lamentó mucho, pero sabía que tenía una oportunidad de hacer realidad su deseo. Me dijo que yo había sido siempre su amor platónico y que nunca me lo había dicho sin tener unos tragos de más.
    
    Le pregunté si había cenado, me dijo que no, así que me puse ...