Los blanquísimos jamones 8 - Relatos Eróticos

Los blanquísimos jamones 8

Los blanquísimos jamones 8
¡Cagamos! Eso no lo esperaba. Yo sabía cómo terminaría dentro de dos o tres años. Para mal será así. Sin vivir juntos ya lo imaginaba. Juntos sería peor. 
¡Una nena de 20 con un tipo de 50! ¡Un desastre! Desgraciadamente todo terminaría mal y a mí me va a doler. Ya me había dolido cuando tuve que alejarme de Adriana por culpa de su hija. Me gustaría cierta consolidación. ¡No era tan viejo para vivir a los saltos! ¿Cómo hacer para evitarlo?
-¿Y? ¿Qué decís?
-Pero… ¿no vivís con tu mamá? ¿Solas?
-Si… ¿y? 
-Y la vas a dejar sola… ¿o tiene pareja?
-No…, si…, en realidad tiene como veinte parejas…
-¡Ehhh!
-Es un decir, pero ella cambia de pareja cada dos o tres semanas… 
-¿Y van a tu casa?
-No, para nada. – Araceli me miraba a los ojos. - Desde que se fue mi papá, solamente en una oportunidad, cuando yo tenía 7 u 8 años, hubo un hombre viviendo en casa, pero creo que no duró más de 6 meses… En verdad me hubiera gustado  tener la imagen de un padre…
-O sea que tu mamá se quedará doblemente sola, sin pareja y sin hija…
-Pero no es mi culpa. No me quedaré con ella solamente porque no tiene pareja estable. ¡Yo tengo derecho a vivir mi vida! ¡Y quiero vivir con vos! ¡Vos sos mi pareja para toda mi vida! – Me abrazó y besó con todo el amor del mundo. Me corrió un escalofrío… ¡Quería creer qué sería así!
-Mi amor… para mí sería glorioso tenerte de compañera cada día de todos los días…- La besé, acaricié y abracé. - ¿Lo sabe tu mamá?
-No…, no ...

... le dije nada.
-Pero…
-Se lo voy a decir…, junto a vos cuando vengas conmigo a casa. Cada vez que le digo que me quedo a dormir con vos, ella me dice porque no vas. Te quiere conocer.
-¿Y por qué no?
-Qué se yo… Tal vez tengo miedo que la conozcas.
-¿Por qué?
-Bueno… ella es la hermana mayor de Patri. Le lleva 5 años…
-¿Y con eso?
-Es…, es… – Araceli sonreía. – Es  tan hermosa como ella. ¡Tengo miedo que te enamores de mi mamá!
-¡Eso es ridículo!
-¿Ves? ¡Te pones a la defensiva!
-Pero… ¿te creés que cada mujer hermosa es rival tuyo? ¡Eso jamás! ¡Sos única sin copia posible!
-Bueno… no es tan así. Soy la hija. Algo de mamá debo tener, por lo menos Patri me lo dice…, y a vos te gustó Patri, ¿no? – Araceli puso su desnudo cuerpo muy junto a mí. – Eh… ¿qué me decís…? ¡Y mamá no es lesbiana! ¡Estoy sonada!
-¡Jajaja! Siempre creí que eran las madres las que tenían celos de sus hijas, no al revés. Es increíble… 
-Si, pero… - Araceli cerró la boca. Sabía lo que iba a decir, y se dio cuenta que yo lo sabía. No es lo mismo un novio de 25 que uno de 50. Eso es lo que iba a decir.
Quedamos callados…
Se acercó a mí. Bien juntos, y desnudos como estábamos, sabía que podía pasar justo lo que queríamos. 
-¿Estás bien?
-Perfectamente…
-¿Jugamos otro poquito?
-¡Eso! – La abracé y la acosté boca arriba. Íbamos a hacer el súper clásico misionero.
Primero le besé los pezones. La nena abrió las piernas y me abrazó por la cintura. Fui penetrando lentamente. Ella empujaba para ...