Mis sobrinas Andrea y Natalia (9)
Fecha: 24/03/2021,
Categorías:
Incesto
Tus Relatos
Autor: Fernando Morante, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... poco, Andrea se iba abandonando, gemía arrítmicamente, de modo variado según le venían espasmos y diversas sensaciones. Mis manos fueron bajando su falda, quedando al aire su precioso trasero solo oculto por una bonitas bragas, compradas para la ocasión.
Mi boca estaba ya en su ombligo, ella seguía con los ojos cerrados. Bajé su falta hasta sus
tobillos. Aún tenía las bragas y las medias sujetas por los ligueros. Estos últimos se los quite, quedando con sus bragas negras y las medias. Seguí acariciando mientras observaba con detenimiento aquel hermoso paisaje. Sus bragas eran pequeñas y podía observar que su monte de Venus estaba recién rasurado. Con una mano acariciaba su trasero y con la otra su entrepierna. Aparté un poco las bragas y le introduce acariciando mi dedo en sus labios vaginales. Ella seguía jadeando y ahora noté que había cambiada su prioridad. Se había olvidado de la comida. “Amor, me estás volviendo loca, loca de pasión, ahhhh”- Y lanzó un grito de placer.
Yo ya no me podía controlar, estaba desnudando a Andrea. Uno de mis dedos estaba metido en su vagina y se movía a su antojo, buscaba su punto G, subía hacia arriba y por fin lo encontré. Seguí acariciando en ese punto, estaba muy mojada. Mi mano estaba llena de su flujo. Andrea no podía más, gemía, gritaba y clamaba de placer, “Ahh, me muero de gusto, me corrrroooo, ahhh”. Estaba explotando en mis manos.
Seguí acariciando con dos dedos cada vez más rápido, noté como una eyaculación en mi mano. Mi ...
... otra mano seguía acariciando su culo e introduciéndose en la raja y acariciando en esa parte. Bajé mi boca a su coño y le metí la lengua poco a poco. Bebí todo el liquido que había por allí. Me encantó su sabor que se mezclaba con mi saliva. Mis manos bajaron sus braguitas, a estas alturas ya empapadas y poco a poco fui acariciando sus bellas piernas, fui besándolas mientras bajaba sus bragas hasta los tobillos. Andrea ya no decía nada, se dejaba hacer, estaba enloquecida. Estaba en esa placidez semiconsciente que dejan los orgasmos repetidos en las mujeres. Mis manos se perdían en caricias por todo su cuerpo, cara, pelo, cuello, pechos, pezones, ombligo, caderas, coño, clítoris, piernas y sus riquísimo muslos, que pude besar y chupar repetidamente. Yo me había quitado la camisa pero ahora me quité los pantalones y calzoncillos. Mi verga estaba chorreando de líquido pre seminal.
Estaba completamente erecto y duro como una roca y con testículos también afeitados. Andrea no podía estar más lubricadas tras mis acciones anteriores y su pasión incontrolable, me metí en medio de sus piernas, y no me resultó difícil ensartarle mi verga hasta las bolas de un solo golpe, para después arremeter bombeando, meter y sacar, una y otra vez. Yo intentaba pensar en otras cosas para evitar eyacular tan rápido.. Todavía quería que ella gozara más y de paso yo mismo. Ella recomenzó sus jadeos y exclamaciones afirmativas
“Sí, sí, así me gusta, Amor te quiero, sigue más, soy la mujer más feliz ...