El eterno culo de mi mejor amiga - Relatos Eróticos

El eterno culo de mi mejor amiga

... su clítoris, sus vientre se estremecía, sus piernas temblaban, volvió a venirse.

Me incorporé, me quite la ropa, la verga estaba al máximo, me coloqué entre sus piernas, puse mi verga en su coño y empujé un poco, el calor de su coño me excitaba más, abrió los ojos, puso sus manos en mi pecho y me dijo “no, así no por favor”, me sorprendió ese hecho y me detuve, mi verga dentro de ella se movía con vida propia, se revolvió en la cama y consiguió sacarla, me incorporé y la mire sorprendido.

Perdóname, me dijo, pero es que quiero llegar virgen al matrimonio, no se cuando ni con quien me voy a casar pero quiero que solo mi esposo me lo haga así.

Entiendo, le dije, me senté en la cama dándole la espalda, se hizo un silencio tenso, incómodo, hasta que le pregunté ¿quieres que nos vayamos?, no por favor, me respondió, “perdóname, es que, no se, me da miedo, nunca lo he hecho y si quiero llegar virgen al matrimonio, ya se que eso te ha de parecer anticuado, pero no puedo hacerlo, ¿me entiendes?”, claro que te entiendo, no te preocupes.

“Ven, aquí conmigo”, me dijo, señalando la cama, me acosté a su lado, mi verga se había rendido, me quedé viendo al techo, el espejo reflejaba nuestra imagen, se veía hermosa y buenísima, se volteó hacía mi pasando uno de sus brazos sobre mi pecho, sentir sus pezones en mi costado, su piel en la mia hizo que mi verga respondiera volviendo a ponerse dura. La tomó una mano acariciándola, volví a besarla, acaricié sus pezones, pasé una mano ...

... a su espalda, acaricié sus nalgas, las apretujé, su respiración volvió a agitarse, sus apretones en mi verga eran desesperados.

“He leído que hay otras formas, pero me da pena decirlas, ¿tú las conoces?”, pues si, conozco algunas ¿quieres intentarlas?, “si, ¿me enseñas?”, ni tardo ni perezoso me di a la tarea de ponerla a mil, volví a recorrer su cuerpo desde el cuello, pasando por los pezones, el vientre hasta llegar al coño, nuevamente con la lengua y los labios sorbí su clítoris, exploré su coño y su culo, la hice venir dos veces, me hinqué en la cama colocando la verga a la altura de su rostro, abrió aún más los ojos y asentí con la cabeza, torpemente la metió en su boca, tomé su mano y metí unos de sus dedos en mi boca, mostrándole como quería que lo hiciera, aprendió rápido, su lengua recorrió toda mi verga, sorbiéndola, besándola, no me atreví a venirme en su boca, la saqué antes de que ello ocurriera.

Me incorporé, la jalé suavemente a la orilla de la cama y la hinqué en el borde, me hinqué atrás de ella, metí mi lengua en su coño y en su culo, me puse de pie y coloqué la verga en la entrada de su culo, estaba excitadísima, empujé un poco y un poco más, era muy estrecha, empezó a jadear, arremetí nuevamente y así, poco a poco, mi verga entró completa, a cada arremetida exhalaba un gemido, empecé a acelerar el ritmo poco a poco hasta que las arremetidas fueron más y más fuertes, sus jadeos ya eran gritos francos, se vino nuevamente arrojando un fuerte chorro y ...