Boutique “la cariñosa” 5 - Relatos Eróticos

Boutique “la cariñosa” 5

Me desperté por los besos de “alguien” en el rostro, muy suaves, muy dulces y cariñosos. Sentí su cuerpo desnudo junto al mío. Abrí los ojos. ¡Era Miriam! Estaba sola…
-¿Y Camila?
-Ya se fue. Tenía que ir a la boutique.
-Ey… ¿es la hora?
-¿Para que venga mamá? No, todavía no, falta una hora…
-Ah…
-¿Ves? Tenemos tiempo de jugar otro poquito. Los dos solos. ¡La primera vez! ¿Qué te parece?
-Si… bueno… ¿pero cómo estás?
-Bien, muy bien, muy contenta y feliz. Fue maravilloso…
-Pero… ¿no tenés dolores?
-¿En la cola? No…, bueno…, alguna molestia…
-¡Te dije que me avisaras si te molestaba!
-¡El placer era mayor qué la molestia!
-¿Y? ¿Te duele?
-No, no, nada. Es que… bueno, cuando te dormiste tuve que ir al baño… Me da vergüenza…, tenía ganas de ir al baño… ¿Eso es normal?
-Si, claro, en la mayoría de los casos…
-¿Se la metiste por la cola a muchas chicas?
 -Algunas…, varias… 
-¿Y te gustó con todas?
-En general… si…
-¿Y conmigo?
-Me encantó, mucho, muchísimo. No te lo digo para conformarte. Es así, la verdad, me gustó muchísimo…
-A mí también. Mucho ¿Y ahora? ¿Podemos hacer algo…?
-Claro. Voy al baño. Anda preparándote.
-¿Por la cola?
-No, ahora no. Hasta que te pase toda molestia… 
-Bueno… Para vos siempre estoy preparada. ¡Jajaja!
Cuando volví Mirian estaba acostada de espalda, con las piernas abiertas, sonriendo, con los brazos levantados, como para recibirme.
-¡Sos mi ángel de los placeres! – Efectivamente era así, por lo menos con la ...

... nena.
-Levantá las piernitas.
-¿Así?
-Si, bien alto. Agarrate desde las pantorrillas o los tobillos. Como te sea más cómodo.
Me arrodillé entre sus piernas y me agaché hacia los muslos. Los besé y lamí, acariciándolos con mi lengua, llegando poco a poco hasta la vagina. Lamí todo el perímetro de los labios de la concha, metí la lengua en la vulva y llegué al clítoris, tirando con mis labios. El capullo estaba retraído. ¡Miri se había pajeado en mi ausencia! ¡Todo hermoso! Los gemidos de la nena casi eran gritos. Se sacudió en un estremecimiento.
-¿Te gusta moverte?
-¡No lo puedo evitar!
-Está bien, muy bien. Es lindo que muevas la conchita mientras tengo mi boca en ella. Me gusta. – Yo levantaba la cabeza para poder hablar.
-¡Así! ¡Así! ¡A mí también… ¡Ahhh! ¡Me viene!
Una soberana acabada me bañó la cara. Chupé todo lo que pude. Mirian temblaba de felicidad.
-¡Qué lindo es, mi amor!
-¡Todo lo que hacemos es hermoso! - Mientras chupaba tenía en mis manos sus tetas acariciando y tomando entre los dedos unos pezones grandes como dedales. ¡Genial! 
Luego del orgasmo me erguí. Gracias al placer que me brindaba la chupada de concha, la pija se había puesto súper dura. Apunté a la vagina y me fui acercando. Entraba fácilmente gracias a sus propios fluidos. A pesar que era bastante estrecha, prácticamente “sin uso”. Sentía como me la apretaba y temblaba.
-¡Ay qué lindo papito!
-¿Te gusta sentirla adentro?
-Me encanta. ¡Es riquísimo!
-Ahora te bombeo, mi amor. – Sabía que las ...