1. Ale, nuestra amante


    Fecha: 20/01/2018, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    Ale, nuestra amante
    
    El sexo con mi mujer y nuestra amiga-amante me gusta, tanto como que he olvidado las dudas que tuve en algún momento
    
    Pronto cumpliré cincuenta y seis años, vivo en una pequeña ciudad castellana en donde me dedico a la hostelería (soy dueño de un coqueto hotel situado en plena zona turístico-monumental y de un afamado asador especializado en cocina tradicional). Me llamo Mauro y estoy casado desde hace casi treinta años con Fabiola, guapa mujer de cuarenta y nueve años, fiel representante de la rancia burguesía local, centro de muchos de los saraos y acontecimientos sociales que por aquí se organizan, dueña del gimnasio más moderno y pijo de la zona y madre de nuestras dos hijas, ya mayorcitas, que viven en Londres y a las que prácticamente sólo vemos en las vacaciones navideñas.
    
    Nuestra vida es bastante cómoda y fácil, para qué ocultarlo; los negocios nos van bien, aunque exigen atención directa y trabajo cotidiano, pero no excesivamente agobiante, por lo que, en los últimos años, mi mayor interés personal ha sido mi mujer, y el sexo, nuestra ocupación favorita. Cuando las niñas dejaron la casa para ir a estudiar, Bila (el diminutivo siempre me ha parecido horrible, pero así la llamamos todos) y yo nos descubrimos de nuevo, centrándonos aún más en follar. Si desde el primer día de casados nuestras relaciones sexuales fueron siempre bastante constantes y habitualmente placenteras, en los últimos años hemos conseguido recrear y mantener un ...
    ... estimulante ambiente de complicidad, diversión, deseo y muchas ansias de placer.
    
    Quizás, sólo un pero puede ponerse a nuestra vida sexual: ya no soy un chaval y aunque no me defiendo mal, no siempre mi polla está tan tiesa y dura como quisiera y las ganas de Bila me exigen. Ya no me duradura tanto como antes, por lo que me he hecho buen amigo de las pastillas deviagra y similares, y en nuestras folladas los juguetes sexuales tienen cabida como diversión, excitación y ayuda (para que la erección me dure más tiempo he aprendido a usar anillos de silicona y geles retardadores), pero aunque mi mujer nunca me ha dicho nada si doy gatillazo o me cuesta mucho correrme, salvo algún amable comentario o una broma ligera, creo que en algunas ocasiones ella echa en falta polla (no en tamaño, la naturaleza ha sido muy generosa conmigo en ese aspecto, pero sí en dureza) para calmar sus ganas y ardores.
    
    Fabiola es una mujer guapa, atractiva y deseable. Siempre elegante y discretamente arreglada, los muchos años de gimnasio, equitación, piscina y vida cómoda se notan y el paso del tiempo se ha portado espléndidamente con ella: media melena castaña, rizada, aleonada, con mechas rubias y rojizas que resaltan su agradable rostro de bonitos rasgos y piel siempre tostada, con ojos de suave color verde, labios rojos finos enmarcando una sensual boca y cuello largo y estilizado. Alta, delgada, curvilínea, de preciosos pechos pequeños, duros, altos, como si fueran limones puestos de punta, con areolas ...
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