¡Esa tarta de manzanas! 2 - Relatos Eróticos

¡Esa tarta de manzanas! 2

... refresqué lo suficiente para estar bien despierto. ¡Lo último que quería era dormirme cogiendo con las chicas!
Me vestí, mínimo, mínimo. Pantalón de baño, musculosa y ojotas. Me tomé dos pildoritas, salí y me dirigí hacia el número 4. Me dijeron que aunque durmieran me iban a “recibir”. No vi a nadie en los alrededores. Todos dormían.
Dos golpecitos en la puerta… y se abrió…
-¡Siiii! ¡Te esperábamos! – Creo que fue la menor. Digo “creo” porque si no están juntas no las distingo. 
	Cerró la puerta, me abrazó y besó. 
-¿Estaban despiertas?  
-No, pero estábamos atentas, aun en el sueño, para escucharte. – La “nena” sonreía, mostrando sus hermosos dientes. 
Sé levantó la otra. Si, la que abrió la puerta era la menor. Pero seguí dudando de que la mayor tuviera 27 años… De cualquier manera, lo más importante: ambas tenían un camisolín transparente…, sin corpiño ni tanga… ¿Sería por mí, o es que estuvieron “jugando” como en los pastos? No importaba. La mayor se levantó rápidamente y me abrazó y besó.
-Perdoná nuestro gusto a sueño…
-Para nada. Es muy rico… Puedo imaginar que estaban durmiendo conmigo…
-Si claro… ¡con vos en nuestro pensamiento!
-¡Son divinas!
-¡Gracias!
-¿Te podemos desnudar?
-¡Un momento!
-¿Qué pasa?
-Mi mamá me dijo que no coja con desconocidas…
-¿Ehhh?
-¡Jajaja!
-¿Cómo se llaman?
-Ah… eso me deja más tranquila… Yo soy Jim. – La mayor.
-Y yo Kyomi.
-¡Ven? Ahora estamos iguales… 
-¡Jajaja!
-Hermosos nombres…
-Y bueno… ¿te podemos ...

... desnudar?
-Un momento…
-¿Ahora qué pasa?
-Lo primero es lo primero…
-¿Qué cosa?
-Quiero saber si es cierto lo que dicen… 
-¿Qué? 
-Si tienen la concha igual que los ojos…
-¡Jajaja!
-Sientense en el borde de la cama.
Lo hicieron riéndose, como casi siempre. Sonrientes y divertidas… Le levanté el camisolín. Primero a Jim, la mayor. Abrió las piernas para ofrecer esa belleza. 
-¡Uy! ¡Qué linda! 
-¿Te gusta?
-Mucho…, es como las que conozco…
-¿Si?
-Pero más linda…
-¡Jajaja!
Me arrodillé y fui con la cara hacia ella. Jim abrió más las piernas. Efectivamente, era preciosa, con vellos suaves y enrulados, castaño clarito, más que el cabello. 
Le besé los muslos y fui acercándome al motivo de la “inquietud”, igual que todas pero más linda. Daba la impresión de ser una concha muy poca usada. Asomaba la humedad. Acaricié los labios con mi lengua, dándole besitos… Jim levantó las piernas y las puso sobre mis hombros. Perfectamente entrenada. Era en verdad exquisita. Recorrí con mis labios y la lengua todo su perímetro. Descubrí el clítoris y lo lamí, lo chupé, lo succioné. ¡Riquísimo!
-¡Ah ah ah…! – Jim me tomó la cabeza y me apretó contra ella. Como todas…, pero más “gustosa”… Tomé con los labios su hermoso granito y tiré. 
-¡Ay! ¡Ay! ¡Ay…! 
-¡Jajaja! – La que reía era Kyomi. 
-¡Ya te va a tocar a ti! – Jim también reía.
-¡Sisisi! ¡Prontito!
-Depende del tiempo que Jim tarde en acabar. Ella es la mayor, tiene prioridad…
-¡Si! Claro… ¡ya, yaaaa! - Tremendo el apretón de ...