1. Jenny y Soledad


    Fecha: 06/07/2017, Categorías: Gays Autor: Dorsai, Fuente: CuentoRelatos

    ... tanto placer sea un pecado.
    
    Soledad se puso de pie congestionada, tenía la cara roja de la ira, los puños cerrados y los ojos brillantes al borde de las lágrimas.
    
    - Eres un cerdo – cada palabra sonó como un disparo de fusil – ojala te pudras en el infierno. Hijo de puta, como te atreves.
    
    Yo la seguía mirando directamente a los ojos, mi mano jugaba suavemente con mi pene cada vez más duro. Jenny detrás de ella muda y mordiéndose los labios.
    
    Puse el cigarrillo en un cenicero, me levanté dejando caer la bata al suelo. Desnudo y dueño del mundo pase al costado de una incrédula Soledad, tomé a Jenny de la coleta con la mano derecha, la puse de pie y metí la mano la izquierda dentro de su blusa. Unos senos medianos, suaves y de grandes pezones se escondían debajo del brassiere. Se le escapó un gemido de placer que nunca había escuchado antes.
    
    - ¡Déjala mierda! - estalló Soledad y me empezó a golpear la espalda.
    
    Mi verga seguía dura y enhiesta, Jenny tenía la cara convertida en una mueca de lujuria y lascivia. Sólo tuve que verla y sonreír para que se desatara.
    
    Dio un paso hacia Soledad, la tomó de ambas manos y acercó su cara a centímetros de la otra. La miró por unos breves segundos.
    
    Y la besó.
    
    Fue un beso salvaje. Animal. El cuerpo de soledad se tensó como una cuerda de guitarra antes de reventar. Jenny le mordió los labios. Soledad retrocedió dos pasos y unas gotas de sangre se formaron en su barbilla. Sus ojos brillaban y su pecho se movía con ...
    ... rapidez. Ambas mujeres se vieron con furias diferentes. Una con deseo y la otra con espanto. Soledad se abalanzo sobre Jenny y le golpeo la cara. Me coloqué detrás de ella, pase mi brazo bajo su barbilla, tomándola de los hombros.
    
    Jenny se acercó y empezó a acariciarla.
    
    - Shhh pequeñita – decía suavemente – no te pongas así. Déjate llevar pequeña.
    
    Mi pene seguía duro, la punta tocaba las nalgas de Soledad a través de la basta tela de la falda. Se sentía firme.
    
    Jenny le dio un pequeño beso en los labios, como disculpándose. Luego otro y otro más. Soledad no los respondía, pero tampoco retiraba el rostro.
    
    Empiece a soltar los botones de su blusa. No se resistió. La tela cayó casi sin ruido, no llevaba brassiere y vi unos senos pequeños, con unos grandes pezones endurecidos por la excitación. La gire con lentitud, Jenny le besaba el cuello, los hombros la espalda. A cada beso una corriente recorría su cuerpo estremeciéndola. Siguiendo el ejemplo de Jenny le empiece a dar pequeños besos alrededor del rostro, evitando a propósito sus labios. Bese sus pómulos, sus ojos cerrados, la frente, el cuello, fui bajando lentamente por sus hombros y aprisione su pezón derecho entre mis labios y mi lengua jugó con él.
    
    El gemido que a duras penas contenía salió convertido en una aceptación de lo que vendrá después. Mientras yo disfrutaba de su piel, Jenny se desnudó mostrándonos un cuerpo resultado de la maternidad, de hermosos senos y una vagina delicadamente depilada. Entre los ...