Jenny y Soledad
Fecha: 06/07/2017,
Categorías:
Gays
Autor: Dorsai, Fuente: CuentoRelatos
... dos desnudamos a Soledad.
La muy puta no traía calzón.
Me abalancé hambriento sobre la mata de pelos que cubría la vagina de Soledad. Pasé mi lengua sin temor ni pudor, como un perro sediento, sintiendo como a cada lengüetazo sus labios se humedecían más y más. Las manos de Soledad atraparon mi cabello y acercaron más aún mi cabeza a su cuerpo. Pude sentir los labios de Jenny en mi espalda y mi cuello. Sus dedos me acariciaban las nalgas y masajeaban mis testículos.
Senté a Soledad en el sofá y tanto Jenny como yo empezamos a comerle la vagina. Soledad se abrió y levantó las piernas casi hasta la altura de su cabeza sosteniéndolas con sus manos. Sus jadeos a cada embestida nuestra nos excitaban más.
Me puse de pie y deje que Jenny le siguiera comiendo la la concha a Soledad. Me pare sobre el mueble, con Soledad entre mis piernas y enfilé mi pene, que ya estaba duro de la excitación, a su boca. Ella estaba con los ojos cerrados, gire la cadera para que la punta de mi verga la golpeara suavemente. Abrió los ojos, me miró con miedo y excitación, Jenny seguía lamiéndole el clítoris, Soledad se arqueó y abrió la boca gimiendo por el orgasmo que estaba a punto de llegar, aproveché y metí mi verga en su boca.
Empecé a bombear rápidamente y sentí el ahogado grito de placer que tuvo cuando se corrió. Su cuerpo se relajó y suaves espasmos recorrieron su piel.
Jenny y yo aún estábamos excitados. La puse en cuatro y la empecé a penetrar desde atrás. Mi pene entró ...
... fácilmente, su concha estaba que rezumaba de humedad. A la primera estocada vi como contrajo los dedos de los pies y estiró los de las manos. Ambos gemíamos como desesperados.
Le empecé a dar palmazos en sus nalgas. Jenny se excitaba más con cada golpe. Yo bombeaba fuerte y rápido. La tomé de las caderas empujé mi pene lo más profundo que pude. Jenny gritó, puteo, lloró y se vino copiosamente. Su vagina latía y succionaba mi pene. No duré mucho más, descargue mi leche en grandes chorros, uno tras otro, dentro de la hambrienta concha de Jenny. Caí sobre ella riendo y besándole el cuello. Ella reía y lloraba al mismo tiempo, Soledad nos miraba con envidia e insatisfecha.
Puse a Jenny boca arriba y le abrí las piernas. Le ordené a Soledad que le dejara limpia la concha. Ambas me hicieron caso sin dudarlo. Me puse de pie y encendí un cigarrillo. Todo había sido muy rápido. Aún no lo podía creer. Ahí estaba yo viendo a dos mujeres comerse el coño. La verga se me empezó a endurecer una vez más, deje el cigarrillo en el cenicero, me arrodille detrás de Soledad y mientras le lamia la concha a Jenny la penetré.
Lo hice despacio, casi dulcemente al contrario de lo que había hecho con Jenny. Acaricié sus nalgas pequeñas y duras jugaba con su ano sin meter el dedo, pellizcaba sus pezones. Cada vez que empujaba mis caderas lo hacía lentamente, para sentir su vagina húmeda. Ella empujaba hacia atrás el culo para que la penetración fuera más profunda. Jenny la trataba de puta y me exigía ...