Pregunta Comprometida - Relatos Eróticos

Pregunta Comprometida

... mandaste! ¡Jajaja! ¡Nada dejado al azar!
-Bueeeno…, le dije a la chica que limpia que deje todo impecable…
-¡Hermoso! Para estar a gusto…
	 Música que preparé especialmente. Los saxos, los pianos… y los bajos que a mí más me gustan. En la mesita las bebidas y tres copas para cada uno…, para lo que elijas…, justo frente al gran sofá. 
-¡Esto sí que es libidinoso! ¡Jajaja! No tenés pretextos para no contarme todo…
-¿Y vos? ¿Me contarás todo?
-Eso no es el convenio… Vos contás, no yo…
-¿Tenés algo que ocultar?
	La “acompañé” hasta el sofá… 
-No tengo nada…, y vos no sos curioso…
	No pensé insistir. Efectivamente, me importaba un pito.
	Eligió coñac en la copa correspondiente. Le serví. En la heladera estaba el champaña…, y sobre la mesa estaba el whisky…, y el vino aparecerá cuando llegue la picada… Todo previsto…, si la cosa se ponía complicada…
-Antes de que pretendas emborracharme…, contame la historia…, porque si no, no recordaré… ¿Cómo empezó?
-Te lo resumiré:
	“En ese barrio, prácticamente un gueto, pues todo hecho social ocurría dentro del barrio, habían organizado algo así como una mutual, una sociedad de vecinos. Yo había llegado al barrio al terminar la primaria. Cuando andaba por los quince, resolvieron tratar de comprar una de las casas para adecuarla como sede la asociación vecinal. Todos los hombres, mi padre incluido, se pusieron a tratar de obtener un préstamo. Cuando hubo quien se mudó, compraron la casa. Y se pusieron a trabajar para adaptarla a ...

... lo que querían. Voltear paredes, hacer otro baño, achicar la cocina, pintura, etc. La vivienda de tres dormitorios y sala, se convirtió en un práctico saloncito. Nosotros contentísimos. Colaborando en todo lo posible para que pronto tengamos nuestro salón de baile. Los demás tendrían sus casamientos, cumpleaños, velorios, lo que se les antojara. Para nosotros, y para los muchachos de 20, lo importante -lo único importante-, era el baile.”
“Un señor, que era trabajador en la construcción, dirigía las cosas. Iban a construir una garganta perimetral junto al cielorraso para iluminar el salón con luz indirecta, en ese entonces muy de moda y muy romántico. A mí me interesó -estudiaba en el industrial-, y le dije al señor que podría dibujar una garganta “elegante”. Estuvo de acuerdo.” 
“Yo iba a colaborar los martes, miércoles y viernes, pues lunes y jueves iba todo el día a la escuela. Un martes, el último de agosto, mientras trabajábamos, vino una nena preciosa, que había visto varias veces por el barrio con sus amiguitas…, pero chiquita para mí. No quería que mis amigos me llamaran “ladrón de cunas”, pero era preciosa, con un cuerpito de ángel desarrollado. Las tetitas se marcaban muy bien…, y un culito estupendo, súper paradito. Calculé que con una mano bien abierta lo podría sobar al toque. Vino con un termo y una jarra, y unos cuantos vasos de plástico. Vino directamente hacia mí y me preguntó si quería jugo. ¡Cómo le iba a decir que no!”
Laura se acomodó recogiendo las ...