Pregunta Comprometida - Relatos Eróticos

Pregunta Comprometida

... piernas sobre el sofá. Se recostó sobre mi hombro. Ambos teníamos las copas en las manos.
“Con la mejor sonrisa y mirada del mundo, me sirvió en el vasito..., luego se fue a servir al resto. Yo estaba en la gloria…, lleno de “angustias”. ¡No me puedo tirar a esta nena! ¡Me matarán! Así pasó el martes y el miércoles. El jueves avisé en la escuela que no me podía quedar a la tarde. “Tenía que ir al dentista.” El jueves y el viernes fueron como el martes y el miércoles. Yo, el primer atendido por la nena…, con su mejor sonrisa y mirada…”
“El viernes a eso de la siete nos íbamos. El señor con el que yo colaboraba me dijo: ¿Querés venir a casa? Tengo varias revistas de decoración que te podrán servir para lo que querés hacer. “Si como no, pero me tengo que lavar y cambiar.” “No te hagás problema. En casa están acostumbrados al polvo de la obra.”
“Bueno, como no.” 
“Fui hacia su casa. Lo acompañé. ¡Y abrió ella! ¡Es su hija! ¡Dios! ¡Estaba sonado! ¡Menos que menos me podía hacer el loquito con la nena! La mamá muy linda y simpática también. Susy se llama. Fuimos al fondo, a un jardín, y nos sacudimos mutuamente con plumeros. La nena nos pasó una aspiradora, en medio de carcajadas. Luego el papá me trajo las revistas. Nos instalamos en la sala, sobre la mesa. Me puse a ver las revistas. La nena me trajo un vaso gigante de leche con cacao. Se quedó a mi lado, mirando las revistas. Luego de tomar un trago, me di cuenta que ella no se había servido nada. Le hice seña y alcancé el ...

... vaso. Ella sonrió y lo giró. ¡Puso sus labios justo donde había tomado yo!”
“-Noelia, acompañame. Tengo que comprar las cosas para mañana.” Qué pena, se va la nena. “Esperá. En cinco minutos me lavo y cambio. Te acompaño.”- Era el marido. El papá de Noelia. Y así fue. Cuando el matrimonio salía me levanté y fui con ellos. “¿A dónde vas?” “Y…, a casa.” “No. Quedate. Seguí con las revistas, así mañana hacés el dibujo.” Yo estaba confundido. Y se fueron.”
	Laura cada vez más acurrucada sobre mí. Sentía el calor de su cuerpo. ¿Calor o fuego?
“-Mañana es el cumpleaños de mamá. ¿Cuándo regresen salimos a dar una vuelta? “¿Te dejarán?” “¿Por qué no? Con vos no tendrán ningún problema.” “¿Te parece?” “Estoy segura. Papá habla muy bien de vos.” “Y… bueno.” “Me voy a peinar entonces.” Para mi estaba perfectamente peinada, aunque me importaba un pito como estaba peinada. Era hermosa de cualquier manera. A los cinco segundos escucho su voz.”
“-Vení Dani. Vení a ver.” “¿Qué cosa?” “El peinado. Quiero saber si te gusta.” A mí me daba igual, pero no quise desairarla. Estaba en el baño, frente al botiquín, esos que tiene dos alas, que se mueven para verse de perfil… “Dale. Entrá. Fijate. ¿Qué te parece?” “Me parece muy bien.” ¿Qué otra cosa iba a decir? “Pero vení, fíjate, sentate ahí.” Increíble. ¡La nena me decía qué tenía que hacer! Me señaló el inodoro. Con la tapa baja. Por entonces estas eran de madera, como de una pulgada, que aguantaban un camión… Entonces me senté.
Yo estaba con ...