Mi hermano, su esposa y yo II. - Relatos Eróticos

Mi hermano, su esposa y yo II.

... frente a mi, tenia un panorama sin igual; podía verle los pies, las piernas y parte de su entrepierna, la imagen era un estimulo para que mi imaginación formara escenarios posibles, lo que no me permitía tener una conversación hilada, no podía tener concentración con mi cuñada vestida así, me ponía nervioso y excitado, mi pene daba palpitaciones y quería salir del pantalón que vestía, tenia el falo muy parado, empezaba a tener dolores abdominales por erección prolongada, pude observar que mi hermano se daba cuenta de lo que yo hacia y de como miraba a su mujer, mis ojos delataban el querer bajarle el short a mi cuñada y poder ver y tocar su vagina con mi lengua, pero todo eso disimulaba, y volteaba para no ser descubierto. Después que terminamos y haber platicado sobre los hechos de campaña, decidimos levantamos y ordenar la mesa, mi hermano y yo coincidimos ir a ver la TV. Mi cuñada que no fue con nosotros, se dedicó a ordenar la cocina y preparar un poco de café, detalle que nos pareció muy lindo cuando nos lo llevo y se poso frente a nosotros diciendo, quieren un poco de café, a lo que nosotros respondimos al unísono sí. Los dos vimos como la ropa que llevaba puesta transparentaba, la luz de las lámparas ajustadas en las paredes de la sala hacían resaltar su figura, podía vérsele los senos, qué, aunque pequeños incitaban a besarlos, aplastarlos y chuparlos, dejaba ver su cadera prominente y la figura de su entrepierna, su imagen hacia que la deseáramos, en silencio tal ...

... vez quisimos tomarla de la mano y jalarla sobre nosotros y quitarle a tirones la ropa que llevaba puesta, porque verla casi desnuda frente a nosotros era una provocación a nuestra virilidad. Al termino del café y siendo muy noche, se me dijo donde sería mi lugar de descanso, mi hermano y mi cuñada me dijeron quedaría en la recamara de mis sobrinos, tenía dos camas individuales, un televisor y un baño privado, el mismo baño donde le hice el amor a mi cuñada, ahora este espacio había sido dispuesto para el reposo de sus hijos. Aquí te quedas escuche la voz de mi hermano, si gustas ducharte el baño esta caliente, al escucharlo mi cuñada procedió a revisar que el baño tuviera jabón y shampo, ya esta, escuche decirle, mientras yo la miraba agacharse y extender un cajón del armario y sacar una toalla; ten para que te seques, me dijo, mientras estiraba la mano queriendo tocarla aunque fuera un pequeño momento, agradecí  la cortesía y salieron diciéndome si necesitas algo más nos comentas. Ellos se quedarán en la recama contigua, nos dividía una sola pared, lo que me trajo a la mente el morbo de escuchar que harían cuando estuvieran solos en la recamara, me hacía la pregunta obligada, ¿harán el amor?, podré escuchar los ruidos que produce el vaivén de sus cinturas, ese ruido característico de la entrada y salida del falo en la vagina, todo se agolpaba en mi mente, estaba fuera de si, quería que todo se produjera ya. Mientras las ideas tomaban fuerza en mi cabeza ellos dieron un hasta ...