Mi hermano, su esposa y yo II. - Relatos Eróticos

Mi hermano, su esposa y yo II.

... mañana y cerraron su recamara, yo, triste de pensar que nada extraordinario pasaría me dispuse a tomar un baño, ahora estando los tres solos en la casa de mi hermano supuse se repetiría la experiencia de ver entrar a mi cuñada de nuevo en el baño. Con mucho sigilo me quitaba la ropa y agudizaba mi oído para escuchar algún ruido que me dijera si vendría o no, mientras tanto cada prenda quitada y con la idea de ver entrar a S, desnuda, mi pene se paraba más, ahora, estaba más gruesa y dura de lo que había estado todo el día. Estar y acceder al agua caliente, me iba a permitir sacar todo el cumulo de deseo que había tenido durante todo el recorrido en coche y la estancia de la cena. Abrí las llaves de la regadera y sintonicé la temperatura del agua, mi falo estaba a todo lo que da, por lo que me permití tomarlo y acariciarlo sin ningún movimiento, no quería poner en riesgo la salida de mi semen, este liquido que solo quería derramarle a mi cuñada. Me enjabone y tarde lo suficiente bajo la regadera esperando ver entrar a mi cuñada, deseaba verla desnuda ya, cosa que nunca se dio, ese momento no fue repetido jamás. Frustrado por ver pasar los minutos y sin que sucediera nada, decidí terminar con el baño. Cerré las llaves de la regadera, tome la toalla y me seque el cuerpo con desazón; estaba triste por los castillos hechos en mi cabeza. Me puse un bóxer para dormir y me recosté en la cama, al tiempo que se me antojaba un vaso de agua. Me puse la playera y descalzo salí a la ...

... cocina para calmar la sed, sin embargo, deseaba encontrarme con mi cuñada, quería verla, quería provocarla, mi pene no había bajado y se mostraba prominente en el bóxer apretado que llevaba, quería que me viera, quería que supiera lo que me provocaba su cuerpo, mas nuevamente no la vi, tome el vaso de agua y regrese de nuevo a la recamara, no sin antes quedarme un momento con el oído pegado a la puerta de donde mi hermano y ella descansaban, no se escuchaba nada, ni un murmullo salía de aquel espacio donde yo creía estaban haciendo el amor. Sin hacer ruido me introduje de nuevo a mi recamara cerré la puerta y tome una pequeña frazada para taparme, apague la luz y encendí la televisión para tratar de relajarme y verla sin interés. No recuerdo el programa o lo que la tele decía, lo único interesante para mi era recapitular lo que había sucedido con mi cuñada durante todo el día, recordaba las miradas, su sonrisa, los tocamiento de manos dentro del carro, las caricias a sus piernas, la impresión que me dio al verla salir de su recamara con ropa de dormir, pararse frente a mi hermano y a mí semidesnuda, todo eso flotaba en mi cabeza, lo que hacia que mi pene estuviera casi a reventar por el éxtasis. Pasado unos 30 a 40 minutos, las 11:00 de la noche para ser exactos, pude escuchar el ruido que produce abrir una puerta, era la de la recamara de mi hermano y mi cuñada, mi corazón se sobresalto pensando en saber quien había salido, mi hermano o mi cuñada. La sorpresa la lleve cuando ...