1. Matilda, guerrero del espacio (capitulo 28)


    Fecha: 25/01/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... comunicador y llamó a Ramírez.
    
    —¿Dónde estas? —le preguntó.
    
    —En la antigua armería del palacio, —respondió Ramírez—. Los chicos y yo la estamos inventariando. ¿Sabes que…?
    
    —¿A que no sabes lo que estoy haciendo mientras hablamos? —le interrumpió con voz melosa—. Me estoy acariciando el chocho por encima del pantalón porque no tengo a nadie que me lo quite.
    
    —¡Eh… vale! En dos minutos estoy ahí.
    
    Cuando Ramírez entró en los aposentos de la Princesa, la encontró sobre el sillón y seguía acariciándose. Sin mediar palabra, la cogió en brazos y la llevo al dormitorio mientras ella le rodeaba su cuello con los brazos. La deposito sobre la cama y sin miramiento, y a tirones, la quito la ropa. Desnuda, siguió frotándose la vagina mientras miraba como Ramírez se quitaba la ropa.
    
    Cuándo terminaron, todavía se estaba recuperando cuando la cogió en brazos y se sentó en un sillón con ella sobre su regazo. La estuvo besando mucho tiempo mientras sus manos la recorrían por completo.
    
    —¿Qué me decías que habíais encontrado en la armería?
    
    —Es fascinante, hay armas, armaduras y mucha documentación, sobre los orígenes de la dinastía real. Hay cosas con más de 800 años de antigüedad, —la Princesa no parecía muy interesada en el descubrimiento. La verdad es que siempre había sentido mucho desapego con “su” familia real—. Los historiadores deberían entrar a saco ahí, y no son cuatro cosas, se podría llenar un museo.
    
    —Se lo diré al canciller para que mande a alguien que lo ...
    ... investigue.
    
    —Si me lo permites, me gustaría ocuparme personalmente.
    
    —Pues claro que te lo permito, pero coméntaselo al canciller, —contestó, y finalmente se quedó dormida un ratito, antes de comer.
    
    Tal y como se había comprometido, en quince días, Matilda estaba sobre la helada superficie de Mordogam 4. Para la operación solo movilizo tres ejércitos, unos novecientos mil soldados, porque la terrible orografía del planeta no posibilitaba el movimiento de grandes unidades terrestres. De hecho, los dos millones de soldados imperiales, estaban amontonados en el interior de tres ciudades, protegidos por los escudos de energía. Dos días antes, la flota federal, al mando de la Princesa Súm, había pulverizado a la débil flota imperial, y a las defensas planetarias. La poderosa artillería de los acorazados federales, se había abstenido de disparar contra las ciudades donde lógicamente, aparte de tropas imperiales, había civiles.
    
    —Princesa, tenemos que tomar una decisión, —la imagen de Matilda, ataviada con la pesada indumentaria polar aparecía en la pantalla del puente del Atlantis—. No quiero machacar las ciudades, nos llevaríamos por delante a miles de civiles.
    
    —Estoy de acuerdo contigo, ¿qué propones?
    
    —Quiero que me des permiso para negociar con ellos. Aquí no hay guardias imperiales, ni militares de la corte imperial, solo hay tropas regulares a las ordenes del general Kulaa. Los han mandado aquí para sacrificarlos, para morir, y estoy segura de que lo saben. El ...