1. Matilda, guerrero del espacio (capitulo 28)


    Fecha: 25/01/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... emperador no confía en ellos y solo quiere guardias imperiales en Axos.
    
    —De acuerdo Matilda, pero nada de ir tu sola, que te conozco, —la advirtió muy seria.
    
    —Vale pesada, seré buena.
    
    —Me está entrando frío solo de verte.
    
    —Y eso que estamos a cubierto. Si estuvieras aquí se te congelaría hasta la cola.
    
    —¿Ya estás metiéndote con mi cola? Que manía.
    
    —Es que Ushlas es muy quisquillosa con la suya, por eso me meto con la tuya.
    
    —Bueno vale. Ten mucho cuidado.
    
    —Que si, pesada.
    
    Dos días después, Matilda, acompañada por dos generales federales y su inseparable asistente personal, se reunió en secreto, con el general al mando de las tropas imperiales y sus dos más directos colaboradores. El encuentro se produjo en una cueva de la cadena montañosa que rodeaba la capital por el norte. Nada más encontrarse, Matilda se aproximó a su homologo y le ofreció la mano. El comandante imperial la acepto sin titubear.
    
    —Mi general, es vital para todos que usted y yo lleguemos a un acuerdo, —dijo Matilda sin soltarle la mano—. Hay muchas vidas en juego.
    
    —Pues entonces, no perdamos el tiempo, mariscal, —respondió el general Kulaa invitándola a sentarse.
    
    —Por favor, general, no se dirija a mi como mariscal, llámeme Matilda.
    
    —Usted es uno de los dos únicos mariscales que tiene el Consejo, —apuntó el general con una sonrisa irónica—. En la corte imperial hay muchos que matarían por tener un título así.
    
    —Esa es algunas de las cosas con las que queremos ...
    ... terminar mi general. La Princesa Súm y yo, somos mariscales por nuestra condición de guerreros del Consejo de los Cinco.
    
    —Hablemos claro Matilda. Me doy perfectamente cuenta de lo que hacemos aquí. El emperador no confía en las tropas regulares y nos sacrifica.
    
    —Nosotros queremos evitarlo, mi general, —respondió Matilda cogiéndole del brazo—. Con lo que tenemos en órbita, sabe perfectamente que podríamos arrasarles. ¿Qué cree que haría el emperador si estuviera en mi lugar?
    
    —Ya estaríamos muertos sin ninguna duda, nosotros y los civiles de las ciudades, —contestó Kulaa.
    
    —Nosotros no somos como él mi general, y usted lo sabe.
    
    —¿Me planteas que traicione al emperador?
    
    —Ninguno de ustedes le deben nada a ese déspota. El ejército regular no ha estado involucrado en las atrocidades que ha cometido el Imperio. No continúen apoyándole.
    
    —¿Quieres que nos rindamos? No puedo. Tengo que velar por mis jefes y oficiales, tengo que salvaguardar nuestro honor de militares…
    
    —No le estoy pidiendo que se rinda general Kulaa, —le interrumpió Matilda— le estoy pidiendo que se una a nuestra lucha, —el general y sus ayudantes se quedaron mirando fijamente a Matilda que les mantuvo la mirada.
    
    —¿Nos integrarías en tu ejercito, Matilda? —preguntó finalmente el general después de mirar brevemente a sus ayudantes—. ¿Es eso lo que nos ofreces?
    
    —Si mi general, pero hay una condición, no aceptaré a nadie que este involucrado en crímenes de guerra. Formaremos un comité mixto que ...