1. Gotas de Maribel


    Fecha: 26/01/2018, Categorías: Control mental, Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... dos gotas. Se acerca a mí para que pueda olerlo, me mira a los ojos y de nuevo nos besamos de manera apasionada, largamente, repitiendo los besos muchas veces. Me surge de repente la imperiosa necesidad de desnudarme, y lo hago tras ponerme en pie, a pesar de que en algún rincón de mi conciencia surgen leves dudas sobre si debo hacerlo. Ella sigue hablando con su voz cautivadora.
    
    —Qué bueno estás, qué hombretón eres. Desde luego que te pareces al picha brava de tu padre, que siempre ha sido un niñato estúpido e inmaduro, pero guapo como para gritar y con fama de tener un pollón de lujo. Mira mi cuerpo, a ver si te gusta
    
    La tía Maribel desnuda merece la pena. Alta, delgada engañosa, curvilínea. Rubia natural, de un color más bien blanquecino verdaderamente luminoso, lleva el cabello corto, muy liso, peinado con raya a un lado y echado hacia atrás, con la nuca rapada y sin flequillo, dejando libre su bonito rostro, en donde destacan los grandes ojos de color gris acerado, bajo unas cejas rubias más oscuras que el pelo de la cabeza y rodeados de una casi invisible red de finas arrugas; la nariz recta y pequeña, y una boca de labios gordezuelos de color granate, muy bonitos y sugerentes.
    
    El cuello largo, fino, elegante, se sujeta en unos hombros redondeados, bonitos, que dan paso a unas tetas medianamente grandes, altas, tiesas, muy separadas, picudas, mirando cada una a un lado, acabadas en punta, con pezones cortos, más bien gruesos, oscuros —de color entre granate y ...
    ... marrón— rodeados de pequeñas areolas circulares del mismo oscuro color. Me parecen preciosas, muy llamativas, del estilo de esas que a veces llaman de copa de champán, de un tamaño perfecto para ponerse ciego con las manos y con la boca.
    
    De espalda fuerte, sinuosa, tras una cintura alta y estrecha acaba en unas caderas amplias que engloban un culo redondo, prieto, ni grande ni pequeño, respingón, como si fuera un terso melocotón cuyas nalgas quedan separadas por una fina raja en donde se esconde la pequeña entrada del ano, muy apretada, oscura.
    
    Por delante, un ombligo achinado situado en una tripa en donde quedan levemente marcados los músculos, sin gota de grasa, anuncia un vientre algo abombado que se continúa en el pubis sin apenas vello, también rubio blanquecino, más bien largo y poco rizado, que en ningún caso tapa los anchos labios del sexo, del mismo color que los pezones.
    
    Los muslos son delgados pero fuertes, musculados, como las largas bonitas torneadas piernas.
    
    Es una mujer de una vez, es guapa y está muy buena, nadie diría que es una cuarentona cercana a los cincuenta años de edad y que no se le conocen novios ni amantes. Incluso hay quien piensa que es lesbiana. Me gusta, ¡joder si me gusta!
    
    Su piel siempre levemente tostada —la familia abrió un gimnasio en una gran nave que nunca se había utilizado, en el que también hay máquinas de rayos UVA y similares, Maribel es asidua usuaria— y la evidente elegancia de sus gestos, le confieren un atractivo ...
«12...678...25»