1. Gotas de Maribel


    Fecha: 26/01/2018, Categorías: Control mental, Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... —doctor, para ser más exacto, con una tesis doctoral sobre perfumes que ha sido publicada como libro de estudio— soltero sin novia, sin familia directa y, según mis empleados —nueve fijos, dos conductores para los repartos y algunos eventuales cuando hay prisas— un tipo cabezota, difícil de tratar en ocasiones por mi carácter duro y estricto, pero buen jefe y buen pagador, al menos para lo que ahora se estila. Vivo en pleno centro de El Burgo de Osma —en la casa que siempre ha sido de la familia de mi madre— ciudad soriana sede de la empresa, del laboratorio-fábrica y de la gran casona —un verdadero palacete— que se considera el hogar de la familia Miravaux. Desde hace unos meses soy el amante de Maribel, además de celoso guardián del secreto que casi de puñetera casualidad he descubierto.
    
    Mi madre falleció en accidente de coche en Soria, lugar en donde vivía y trabajaba como funcionaria del Ayuntamiento. Yo acababa de terminar los estudios y, lleno de dudas, me marché de viaje durante un año, recorriendo más de medio mundo. Cuando volví a casa no sabía qué hacer, salvo mi determinación de dedicarme a la perfumería. En la empresa Miravaux admitieron mi currículo, pero jamás me llamaron, así que vendí un local heredado de mi madre, pedí un préstamo bancario, y con el dinero compré una nave industrial en donde poco a poco he ido levantando la empresa química de mi propiedad. Eso es lo que he hecho durante los últimos cuatro años y medio, en los que no he parado de trabajar, ...
    ... he aprendido mucho sobre el arte de la perfumería, su comercialización, y, no puedo evitarlo, sigo teniendo el escondido deseo de ser reconocido como miembro de pleno derecho de la familia Miravaux.
    
    Viernes por la noche, lleva tres días seguidos lloviendo con ganas —mejor para las setas que espero coger los próximos días— y la noche es muy fría. Estoy sentado en la barra de un discreto bar de copas del pueblo, charlando con dos conocidos sobre algo insustancial e intentando llamar la atención de Mina, una de las dos camareras, alemana, con la que de vez en cuando tonteo y follamos, no tanto como yo quisiera. En una de las mesas del fondo hay un grupo de tres mujeres maduritas, entre ellas Maribel Miravaux. Se levanta con cierta dificultad porque lleva unas semanas utilizando muletas por la rotura de una pierna en un accidente casero. No quiere ayuda de ninguna de sus amigas para ir a los aseos. De manera instintiva yo también voy, llego rápidamente y entro en el aseo masculino, vacío en ese momento, quedando, sin saber muy bien lo que estoy haciendo, al tanto de Maribel en el aseo de al lado.
    
    Los ruidos de la cisterna y el secador de manos me indican que ya sale Maribel, abre la puerta y se detiene para sacar algo del bolso. Entre las muletas y el vaivén de la puerta, a la mujer se le cae el bolso al suelo y algo salta de manera que, tras dar en la pared, se detiene a mis pies. Lo recojo, es un spray negro, de pequeño tamaño —apenas tres centímetros— y, ¿será curiosidad ...
«1234...25»