Mi día perfecto
Fecha: 28/01/2018,
Categorías:
Masturbación
Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos
Lo que leerán a continuación obviamente no sucede todos los días, no soy una ‘máquina sexual’, tampoco voy a contar mentiras, pero si es cierto que, en cuanto a mi sexualidad, en ese momento en que se alinean los planetas, tengo un día brillante y perfecto, tal vez se da un par de veces al mes, con suerte dos o tres en la semana, depende de muchos factores...
Un poco de mí, digamos que mi nombre es Ángela, tengo poco más de treinta, casada hace siete con Jeremías. Mi esposo es viajante, así que generalmente no nos vemos demasiado durante el día, generalmente se va temprano y vuelve tarde, muy tarde. En mis horas diarias tengo una rutina, por la mañana gimnasio, hago fitness en un gym a varias cuadras de casa, por la tarde trabajo, hace más de diez años soy la secretaria personal de un médico bastante conocido en mi ciudad.
Físicamente soy pequeña, en el colegio siempre era la primera en la fila, me decían la enana, digamos metro cincuenta, de contextura bastante delgada, no tengo gran cola, es más, es pequeña, tampoco muchas piernas, lo único desproporcionado en mi cuerpo son mis tetas, de enorme tamaño, tan grandes como mi cabeza, al punto de traerme constantes dolores de espalda, herencia familiar, mi madre siempre me decía que no me quejara, muchas se conformarían con tener apenas la mitad de lo que tengo, pero para ser honesta, se me hacen incómodas, saltando para todos lados, centro de atención de las miradas de los hombres, además, en mi pequeño cuerpo, todo ...
... parece enorme.
Me considero de rostro bonito, carita redonda, llena de pecas, la piel blanca como la leche y los cabellos renegridos como la noche, de carácter extrovertido, geminiana, de peligrosa doble personalidad…
Y se preguntarán, como es ese día perfecto?
Bien, mi ciudad es de climas templados, tirando a cálidos, suelo dormir en tanga, apenas con una remera ajustada, me da un poco de pudor dormir con mis ‘nenas’ desnudas, Jeremías usa apenas un slip, ajustado, tipo bóxer.
Cada mañana suena el despertador cuando el sol ya empieza a colarse por la ventana y el cuarto está aún oscuro, pero las siluetas ya son visibles.
Cada despertar es igual, mi mano ya casi por costumbre va a la entrepierna de mi marido, a acariciar ese bóxer, la verga de mi esposo está dura como una piedra, se siente tan ‘aaahhhh’ que me llena de deseo, el me acaricia los cabellos, y yo solo sigo acariciando suavemente su hermoso sexo, el abre un poco las piernas para mejorar mi acceso, voy desde sus bolas hasta la punta de su glande, siento que él me desea, desea que lo haga…
Esos amaneceres son perfectos, ese hombre cada día se despierta con la pija dura como roca, es irresistible, así que me acerco lentamente, con su ayuda bajo su slip y diablos…
Solo me arrimo, ahora la acaricio ya desnuda, me gusta masajearle las bolas, Jeremías se deja llevar, solo con su mano en mi nuca me lleva lentamente, mostrándome el camino, tomo su verga con la mano libre y la apunto al techo, sin dejar de ...