Mi día perfecto
Fecha: 28/01/2018,
Categorías:
Masturbación
Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos
... impresionante, algo descomunal, una verga de unos veinticinco centímetros, ancha como un brazo, hermosa, llena de gruesas venas…
Me rio al recordar la primera vez, me asusté tanto con ‘eso’… poco tiempo después me la haría comer toda…
Él no quería que me casara con Jeremías, decía que ya no tendría lugar en mi vida, pobre tonto, que tiene que ver una cosa con otra?
Al terminar de atender sus pacientes, cuando el sol se recuesta por el horizonte, llega mi momento, un juego perfecto…
Aun con mis lentes de aumento paso por su consultorio y pregunto en tono de ingenua
Doc, si no hay nada más que hacer lo dejo hasta mañana…
Él se ríe, se recuesta un poco en su sillón y responde
No quieres que te revise?
Ya sé cómo proceder, el doctor es de esos tipos que le gusta ser seducidos, de los que disfrutan cuando la mujer toma un rol activo, de los de dejar hacer, además, su condición física ya la impide ser un artista de acrobacias a la hora del sexo…
El sigue sentado, un tanto alejado del escritorio, como una chica de cabaret empiezo a mecerme al compás de la música que solo tarareo en mi cerebro, porque en la habitación reina el silencio, una a una dejo caer mis prendas, es curioso, no me da vergüenza que él me va desnuda, con el no hay complejos…
Mi niña… - dice el en tono amistoso – vení, tengo algo para vos…
Solo me acerco, lo beso profundamente en la boca, mientras el llena sus manos con mis tetas, empiezo a mojarme, me inclino, y él se recuesta un ...
... poco, busco el cinto bajo su barriga, lo aflojo y con dificultad bajo sus pantalones, el acaricia mis cabellos mientras su verga flácida reposa hacia abajo, es increíble, pero, así como está es más grande que la de mi esposo erecta, y lo mismo con la de Braulio, no puedo evitar comparar…
La meto en mi boca, empiezo a chuparla, a su edad es complicado, pero con un poco de trabajo su verga se levanta como un edificio…
Me incorporo, le doy la espalda, la tomo entre mis dedos y la apunto en mi conchita, bajo lentamente, poco a poco, cada vez que lo hace siento como si me matara, apenas llega a la mitad, salgo y vuelvo a probar, me muevo, una y otra vez, mientras me acaricio el clítoris, que rico! me pierdo, pierdo noción de tiempo y espacio, solo sé que él me mira con deseo, estoy tan mojada…
En cada movimiento voy un poco más abajo, y más, y más… no lo busco, pero sin querer mis nalgas llegan a su barriga, la tengo toda adentro, no me explico la profundidad de mi argolla, pero qué diablos…
Me muevo un buen tiempo, lo suficiente para sentirme morir, para caer de rodillas ante ese mástil, entonces solo salgo, me tiro hacia adelante, recuesto mi frente en su escritorio dejando mi trasero hacia su lado y en forma ingenua le digo
Doc, me parece que la nena tiene fiebre… no le toma la temperatura rectal?
Él se ríe, me da una nalgada, se incorpora con dificultad, saca una crema de uno de los cajones, embarduna mi esfínter y también su falo, aprieto las manos contra el ...