Madre periodista e hijo psicólogo - Relatos Eróticos

Madre periodista e hijo psicólogo

... de la risa casi pícara, deschava la calentura que debe tener para bajarse en la cama a su hijo".

Ese fue el desencadenante. No es mi función psicoanalizarme, pero empecé a pensar que posiblemente los estudiantes tuvieran ciertas razones para alegar lo que dijeron. Fue entonces, que el plano teórico, se convirtió en un plano oscuro, lleno de ansias escondidas e irrefrenables de pensar a mi madre como una mujer digna de una buena cogida.

A decir verdad, mi madre era muy linda por la edad. Por ser periodista de medios televisivos, se cuidó siempre y a pesar de sus 62 años, la elegancia está al frente, al igual que su cuerpo. Mamá es muy bella de rostro, siempre lo fue, tiene el pelo rubio impecable y su cuerpo, está bien apetecible. Tiene unas piernas fabulosas que sabe lucir con polleras cortas; tiene una cintura no despreciable por su edad, buenas y carnosas nalgas y sobretodo, luce un par de tetas maravillosas que alcanzan 120 de medida para su corpiño. O sea que mi madre, con sus 62 años, tiene un lomazo, con un buen culo y unas gomas que revientan el sostén.

Yo tengo 36 años. Nunca me llamaron la atención las mujeres maduras, pero tampoco tenía pareja estable con mujeres de mi edad. Había roto un noviazgo que me tuvo de mal en peor con una chica, con la cual, tampoco logré nunca tener buen sexo. Eventualmente, tenía sexo con profesionales, pero tampoco sentía alcanzar la plenitud sexual, sino experiencias demasiado livianas. Unos polvitos sin demasiado ...

... sentido.

Mi madre está separada de mi padre desde hace diez años. Apenas tenemos trato con él, ya que era un egocéntrico periodista que por plata y dinero se fue a trabajar a España y casi que nos abandonó, alegando que yo era ya grande y que su matrimonio no daba para más. Nunca indagué si mi madre, en esos diez años, había tenido amantes. Sospecho que sí, pero solo por intuición. Sé que no tuvo novios formales, aunque sospecho de algún "periodista colega" que le daba murra de vez en cuando.

Desde que empecé a sentir con el aliento seco el morbo del incesto con la idea de que a ella le gustaría incestar conmigo, comencé a indagar más sobre su trabajo periodístico. Una noche fui a su casa (vivimos en departamentos distintos pero en el mismo edificio) a cuidar la cocina, porque ella había ido de compras y yo preparé la cena. En un interín, busqué sus carpetas sobre el documental y vi cosas interesantes: nombres de películas sobre incesto, páginas porno de internet con videos de relaciones madre-hijo y hasta revistas eróticas de relatos y fotos de ese estilo. Ingresé en el buscador de su computadora y pude ver como aparecían en el historial sitios web vinculados al incesto de fechas posteriores al trabajo periodístico. Allí me di cuenta de que el tema le había agradado más de la cuenta. Adiviné que a mi madre, le gustaría tener una aventura con su hijo y por ello, pensé, tal vez hizo el documental o por ahi, el documental le abrió la inquietud. La cuestión era que acerté en la teoría ...