1. El gordo Lito ( Tercera y última parte)


    Fecha: 31/01/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... Lito, solo que a diferencia del gordo, las cosas para él habían sido demasiado rápidas y fáciles, ya que tan solo en poco menos de una hora había llevado a Leila a la cama. Finalmente para alivio del preocupado negro, Leila salió del baño y acompañada por este, atravesaron un largo pasadizo llegando a un inmenso portón, donde después de abrir la pequeña portezuela, la niña sin despedirse se retiró silenciosa. Después de un domingo, aburrido y preocupado, El joven albañil se reincorporó al trabajo. Ayudado por Lito y tres peones más tuvieron un lunes ajetreado, pues tenían pocos días para terminar y dejar operativo el gran reservorio de agua, sin embargo lograron el objetivo y el jueves por la tarde la obra estuvo terminada, ahora habría que esperar unos días para llenarlo de agua. Después de pagarles el gordo despidió a los peones y se fue a almorzar con Toribio, luego al regreso y sin ya nada que hacer, se pusieron de acuerdo para refrescarse con unas cervezas, total, tenían tres largos días de asueto. Recostándose en el fresco césped y a la sombra del viejo árbol como de costumbre, los hombres empezaron a tomar mientras departían amenamente ya sin preocupaciones. Hasta el momento no habían tocado el tema de Leila, pero fue el gordo quien interrogo a Toribio sobre lo ocurrido aquella tarde. – que paso con la negra Toribio, ¿ te la llegaste a coger, ? – sí gordo, se comió toda mi verga la muy pendeja, y ya no era virgen porque tenía la concha más abierta que una vaca, ...
    ... además era recontra mañosa. – ¿ ja. Ja, ja, ja, ¿de veras ? – respondió el viejo como haciéndose el desentendido; – dime la verdad gordo, ¿Tu ya te la has culeado no ? – él cínico obeso miro severamente al negro mientras llenaba su vaso con cerveza, – te diré la verdad negro: La niña y otra amiguita que creo que se llama María, son unas avispadas putitas, las conozco de pequeñas, pues Yo, por orden de los dueños, les permito jugar acá, y no solo a ellas como veraz, sino también a los otros niños del lugar, que vienen sobre todo en época vacacional a bañarse en la piscina. – Después de beber su vaso Lito continúo: – Por estas épocas de mucho calor, las niñas como has visto, andan prácticamente semidesnudas y algunas ya desarrolladitas como Leila, se les ofrecen a los niños de una manera ingenua y casi natural. Sin embargo no faltan unos ya no tan pequeños que sacan provecho de la situación. – ¡ Gordo calzonudo, me estas acusando ! – interrumpió Toribio mientras soltaba una carcajada. – No lo digo por ti negro huevón, una tarde, – continuo Lito: – Encontré a la negrita que estaba siendo cogida por dos muchachos ya mayorcitos, a los que tuve que correr para defenderla, por lo que esta me agarro un buen aprecio, por lo demás no era de extrañar que Leila no fuera ya virgen. – Parte de lo que el chapucero cerdo contó era verdad, pero lo que no dijo, era que él había sido el aprovechado y había sucumbido profanando los encantos de la apetecible morenita. Toribio se tragó la mentira ...