El trípode - Relatos Eróticos

El trípode

-Toma Andrea- Javier me pasa un pequeño artilugio negro envuelto en una bolsa transparente.
-y esto?- Le pregunte, intuyendo que esto tenía que ver con alguna de sus perversiones.
-Tuve suerte y apareció un vendedor en la micro con uno de esos trípodes para celulares de los que te hablé el otro día.
-Ah! Para grabarme- sonreí. A Javier le encantaba que le mandara videos míos masturbándome. Entre otras perversiones es voyerista. Y a mi le encantaba satisfacerle. Era uno de nuestros juegos cuando no podíamos tirar.
-Claro, para que te grabes o para que se graben...- dejó caer esa última palabra con una pausa y una mirada que hablaban por sí solos. Inmediatamente recordé una de sus fantasías: verme tirar con otro hombre. La verdad eso es algo que me cuesta entender. En toda mi vida solo tuve sexo con dos hombres, que fueron pololo y marido. Jamás tuve sexo casual con otra persona, hasta que llegó Javier. Claro que las tres personas tenían algún atractivo más allá de lo meramente físico. No me podía calentar alguien que hablara mal, que fuese maleducado o irrespetuoso, que no tuviera tema se conversación, que tuviese un timbre de voz... en resumen alguien que con los ojos cerrados no lo encontrara atractivo. Javier me aconsejó que cuando estuviera con esa persona no me fijara en ella, que pensara en él y en lo caliente que se iba a poner cuando le contara, y que cuando follara, que sea yo la que dirija todo, y la próxima vez que tiráramos le haría lo mismo a él, como si ese ...

... acto borrara el recuerdo de la otra persona. Todo suena bastante excitante la verdad, como fantasía al menos me calienta, y mucho. Pero no fijarme en esa persona era casi inevitable. Quizás lo que debía hacer es engañarme un poco a mí misma, destacar las cosas positivas y tratar de pasar por alto las negativas. Seguramente un poco de alcohol y weed ayuden.

Estaba revisando mi facebook y me llamó la atención un par de  sugerencias de amistad. En todas teníamos un contacto en común, por lo general un excolega del que apenas tenía algún recuerdo o alguien de la universidad del que recordaba su nombre y poco más, por lo que sea lo que sea que pase debería quedar relativamente en el anonimato. La verdad de cara se veían todos bien guapos y todos tenían alguna profesión o afición interesante, por lo que espero que romper el hielo no sea un problema. Además todos parecían estar solteros, o no les interesaba que nadie supiera. Antes de agregarlos cambié mi foto de perfil por una más sugerente. Me puse una polera bien escotada, me serví un trago y me saqué una foto mostrando mi mejor sonrisa y mi cuerpo fitness. Javier me habló minutos después alabando esa foto por lo que su aprobación espero garantice atraer la atención de alguno de ellos.

Al día siguiente me llegó un mensaje
– [ Hola. Cómo estás? ] – Era Miguel, uno de los chicos que agregué.
– [ Hola! Súper, y tú? ] – Me puse a revisar raudamente su perfil. Resultó ser programador ¡Bien! Yo trabajo con sitios web así que no ...