El trípode - Relatos Eróticos

El trípode

... principio – Siempre he querido saber qué se esconde tras esas mentes que pueden ver a través del código ¿Tienes tiempo para pensar en mujeres?– Le pregunté con una mirada traviesa. –Ehm.. depende del tipo jajaja – Nos reímos los dos – Por lo general me gustan aquellas con las que pueda...– Se puso a pensar buscando en el aire alguna palabra – ¡Tirar rico! – le interrumpí. Sonaron carcajadas por un momento hasta que finalmente dice –obvio, si hay química y tira rico, demás – Ya empezó a subir la temperatura ambiente. Yo quería ir un poco más deprisa ahora – justo que parece tenemos química ¿cierto? jajajaj– Volvimos a soltar una carcajada – Solo falta que tires rico, y listo jeje – ahora la risa de Miguel no era tanto de talla, se notaba que había otra intención. –¿Quieres saber? – Y me acerqué lentamente a besarle. Él me respondió con un beso suave, profundo, rico, y posteriormente se convirtió en una beso apasionado, y empezó a recorrer mis contornos con sus suaves manos. Estuvimos así por unos minutos, cuando le agarré el paquete y noté que había bastante química, y eso me calentó. Le pedí que me esperara un segundo, y fui a mi pieza a dejar  grabando mi celular. Me temblaban las manos. Todo estaba saliendo más fácil y natural de lo que esperaba, pero en ese momento en que me disponía a dejar grabando no pude no acordarme de Javier. Al fin y al cabo esto era una fantasía para él, y cumplirlsela también me calentaba.
Él esperaba impaciente en el living. Todavía se le ...

... notaba un bulto bastante apetecible. Le hice una señal y entramos a mi pieza. Le di otro beso, pero esta vez sus manos perdieron todo el respeto y empezó a manosearme mis pechugas mientras me besaba el cuello. Parece que sabía algo más que programar. De repente me levantó el vestido por detrás, apretando fuertemente mi trasero, que aunque no es grande, tiene una bonita forma. Escaló con sus manos hasta mi cintura y me bajó poco a poco mis calzones. Yo lo miraba con mucha calentura y trataba de desvestirlo mientras dejaba que me hiciera lo que quisiera. Me tiró en la cama sin sacarme el vestido y me empezó a comer mi zorra de una manera exquisita. Sus manos se paseaban jugando por mis piernas y mis tetas, mientras yo sentía un volcán iba a estallar entre mis piernas. No pude evitar gemir con tanto placer y, agarrándole de la cabeza, lo empujé contra mi como si quisiera que me comiera de verdad. Me quité mi vestido mientras él seguía libando mis jugos que notaba fluían en cantidad y me puse en cuatro, invitándolo a hacer lo que quisiera. Él se sacó rápidamente sus boxers y dejo ver una tremenda herramienta que se notaba estaba durísima. Era de un tamaño similar al vibrador que me había comprado hace poco. Se acercó y, agarrándome firmemente de la cintura, me penetró suavemente pero sin parar. Yo estaba demasiado mojada, pero sentir su pene abriéndose paso dentro de mi a la primera me hizo quedarme quieta, con los ojos cerrados, tratando de disfrutar ese momento al máximo, hasta que ...