El trípode - Relatos Eróticos

El trípode

... debería ser difícil engrupirlo.
– [ Nos conocemos de algo? ]– Me preguntó directamente, no se andaba con rodeos.
– [ No! Disculpa lo patuda. Resulta que tengo un emprendimiento relacionados con sitios web y aplicaciones y necesito conocer programadores para trabajar con nosotros. Qué te parece la idea? ]
– [ Me parece perfecto. Pero es con contrato o freelance? ]
– [En un principio freelance, y según vayamos creciendo podríamos ver el tema de contrato ]
– [ Me parece, me vienen bien un par de lucas, jeje. ]
– [ Jajaja claro. Hay que pagar los carretes jajaj ] – Tratando de acercarme un poco
– [ Obvio 😎 ] – Me seguía el juego. Super!
– [ Te molesta si nos juntamos en mi depa? Hace poco me robaron el computador y no quiero que me vuelva a pasar con el nuevo. Así te muestro algunos de los proyectos que hemos hecho ] – Veamos si pica
– [ Mmm pero tendría que ser fuera del horario de pega ] – O sea hace el que no entiende o realmente es bobo
– [ Claro. Mira si quieres puede ser el viernes en la tarde o noche, así como no hay que trabajar el sábado estamos más relajados, te parece? ]  – A ver si ahora entiende…
– [ Ah ok! jajaj claro, me parece bien. Llevo algo? ] – Ya está cachando…
– [ Yo tengo algo para tomar. Te gusta el vino? ] – Ya me estoy pasando para la punta jajaja
– [ Sí claro. Si quieres llevo algo más ]
– [ Lo que quieras ] – Bien. Resultó más fácil de lo que pensaba. Quedamos el viernes a las 22:00. De solo contarle a Javier ya se calentó. Espero ...

... cumplir con sus espectativas. La verdad haciendo caso a los consejos de Javier ya me excita más esta fantasía. Ahora voy a ver cómo pongo el trípode para que no se cache… ¡Ya sé! En el closet de mi pieza, veré que tenga buen ángulo y lo disimularé con ropa.
Eran las 22:00 del viernes. Yo estaba nerviosa y volada. Me puse uno de mis vestidos, tratando de que se viera mi escote (una de mis armas preferidas) y traté de que el departamento se viera lo más aCogedor posible. Pasaban los segundos y me parecían eternos. Quería enfrentarme al reto ahora mismo. Sonó el timbre de conserjería y mi corazón empezó a palpitar más fuerte – Señorita Andrea, un caballero llamado Miguel pregunta por usted – dijo el conserje –Que pase por favor 
Miguel era alto, bastante parecido a su foto de perfil y bien arreglado. Me saludó educadamente y empezamos a conversar y tomar unas copas de vino. La verdad me pareció bastante interesante y coincidimos en varios intereses. Lo estaba pasando realmente bien, y apenas hablamos de trabajo. Después de una botella y media empezamos a hablar de lo incomprendidos que son los programadores y lo difícil que era encontrar mujeres que los entendieran. ¿Cierto? Son personas inmersas en ese mundo que ellos solo conocen, de pocas palabras, con un cierto misterio pero una caja de sorpresas cuando los conoces. Personalmente a mí me encantaban ¿Dije encantaban? No, no solo eso, también me calentaban, era una fantasía mía meterme con uno. 
Empecé a coquetearle sutilmente al ...