1. Fresita, la Lagarta, la Bicha y yo


    Fecha: 07/02/2018, Categorías: Hetero Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... te dije que no creo que me puedas calentar tanto como para que te deje.
    
    -Pues vale, te follo el coño.
    
    La Bicha se pudo a cuatro patas. Me puse detrás de ella. Le lamí otra vez el coño empapado. Del coño pasé mi lengua por el periné y por el ojete. Reaccionó al momento.
    
    -¡Ya estamos!
    
    Le volví a meter y a sacar la lengua del ojete, esta vez un par de veces, después hice numerosos círculos con la punta de la lengua sobre él. Acto seguido le follé el ojete más de veinte veces. Al final ya La Bicha echaba el culo hacia atrás para que la punta de mi lengua entrase en su ojete. Volví a lamer su coño. Me dijo:
    
    -Puedes seguir jugando con tu lengua en mi culo. Si te gusta...
    
    A quien le había gustado era a ella. Lamí desde el coño hasta el ojete, lentamente, e innumerables veces. En el recorrido, al meter y sacar la punta de la lengua de su coño y de su culo, se deshacía en gemidos, gemidos que llegó un momento en que me dijeron que se iba a correr. Hice círculos con mi polla en su ojete, le agarré las tetas con las dos manos. Puse la polla sobre el ojo del culo. Empujé hasta que casi entró el glande, la quité y se la dejé sobre el ojete, que se abría y se cerraba besando mi polla. Le pregunté:
    
    -¿En el culo o en el coño, Obdulia?
    
    -Llámame Bicha.
    
    -¿En el culo o en el coño, Bicha?
    
    -En el culo, pero sólo la puntita.
    
    La cabeza de mi polla entró en su culo, apretada, pero sin dificultad. Al tenerla dentro, me dijo:
    
    -Métela un poquito más... ...
    ... maaaas...
    
    Cuando mis cojones tocaron su coño, comenzó a mover su tremendo culo hacia atrás y hacia delante. Saqué una mano de sus tetas. Cogí con dos dedos su gran clítoris y lo masturbé como si fuese una pequeña polla. Poco después, me decía:
    
    -¡¡Córrete conmigo, Quique, córrete conmigo!!
    
    La Bicha se corrió como una loca. Cuando estaba terminando, le dije:
    
    -¡Ahí te va!
    
    -¡¡En mi coño, córrete en mi coño, cielo!!
    
    La saqué del culo y se la metí en el coño. La Bicha comenzó a temblar, y dijo:
    
    -¡¡¡Hooostiaaaas, lo que ahí tal viene!!!
    
    Viajaba mi segundo chorro de leche por su coño cuando La Bicha comenzó a correrse de nuevo. Se espatarró sobre la hierba y comenzó a reír, después a llorar, y acabó de correrse riendo.
    
    Cuando paró de reír, le dije:
    
    -Puede que te haya dejado preñada, Bicha.
    
    -No dejaste, las mujeres con la menopausia no quedamos preñadas. ¿Me echas otro polvo?
    
    -Claro qué sí, Bicha. Sube.
    
    Me miró con cara de extrañeza.
    
    -¡¿Quieras que te joda yo?!
    
    -Quiero.
    
    -¡Te voy a matar a polvos!
    
    -Mata.
    
    No fue la cosa para tanto. Cuando yo me volví a correr ya ella se había corrido tres veces más. Se ve que estaba muy necesitada.
    
    Tres meses duró mi aventura con la Bicha. Follábamos en su casa a cuatro y a cinco veces por semana y se corría entre tres y seis veces por sesión. La aventura acabó cuando regresó su marido. La alegría que se llevó al verla fue inmensa. La Bicha ya no era tal, era una Bichita, pesaba poco más de setenta kilos.
    
    A ...