El primo Erik, caliente como ninguno
Fecha: 07/02/2018,
Categorías:
Gays
Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
En serio, lo que a mí me gusta es follar a pelo. Sé que a veces no hay más remedio porque no sabes quién es quién. Hay gente que no pasa por una consulta médica ni en broma y anda de culo en culo. Esta irresponsabilidad obliga a usar forro cuando no sabes quién el que se te arrima ni qué hace ni cómo está de salud por muy saludable que aparente estar. En estos casos, repito, no hay otra, condón por cada movimiento.
Esto es engorroso, porque estás caliente y lo que te apetece es tener la polla en el culo o meterla en el hueco, pero si has de morder el envoltorio, ponértelo, ¡joder! Eso es como pasar por taquilla para subir al tren. Por eso prefiero mis amigos. Lorenzo y yo vamos juntos al médico, nos revisa, nos aconseja, nos manda las correspondientes analíticas y nos dice que estamos sanos con un «a follar»; ¡joder con el médico!, encima nos invita a lo que nos gusta. Otro es el caso de Zigor y Mauro; ellos van por separado, y cada uno nos cuenta lo que le dice. Los cuatro somos recomendados por el abuelo ante su amigo el Dr. Quiroga, Alfonso es como él lo llama, y cuando se despista lo nombra cariñosamente como Alfonsito. Tengo para mí que el abuelo le habló de nosotros y solo él nos atiende, pero el abuelo está perfectamente informado, al menos eso da a entender por lo que se despreocupa de las cochinadas que hacemos.
Lorenzo tuvo que irse durante diez días a la casa de sus padres porque su abuela materna había fallecido, le avisaron cuando la habían ingresado al ...
... hospital, todavía tuvo tiempo de verla en vida, aunque ella ya no pudo conocerlo. La abuela Juliana es madre de su padre y del mío y, aunque se conocía mucho con la difunta, no fue a los funerales por no dejar al abuelo. La ausencia de Lorenzo supuso casi una semana de pajas para consolarme, que cuando uno se acostumbra ya no puede parar. Suerte que al fin de semana, justo Mauro y Zigor vinieron a acompañarme y a consolarme.
El sexo entre tres es ameno, lo que pasa es que a mí ya me encanta tanto el toque suave de la polla de Lorenzo, su húmeda lengua repleta de sabores, sus fuertes manos sujetando mi cintura y todo él, su contacto, sus palabras que aunque mis amigos se esfuerzan en darme gusto, placer y consuelo, solo lo consiguen en parte, porque el amor es amor y nada puede sustituirlo.
Mauro es moderado y actúa a la orden de cualquiera de nosotros, pero Zigor es atrevido, osado en sus acciones y sorprendente porque te puede hacer lo que menos te esperas. Al no tener a Lorenzo con nosotros se atrevió conmigo a más, sabedor de que mi culo y yo entero somos capaces de soportar cualquier barrabasada. Mauro es un poco más maricón, es medio cobarde, le gusta todo, pero no lo hace todo, ni lo pide todo y a veces se niega. Sé que Mauro no le ha permitido todo lo que a Zigor le gustaría, porque en un momento, cuando ya estábamos desnudos los tres, besándonos y tocándonos por todas partes como unas previas de precalentamiento, de sopetón soltó:
— Aprovecha, Zigor, ahora para ...