1. El primo Erik, caliente como ninguno


    Fecha: 07/02/2018, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... dolió cuando entró la mano, pero el placer es tan grande que me pasó como a la mujer en el parto, que a la vista del hijo se le olvida todo. Yo puse a perder a Mauro llenándolo de semen y no tenía más opción, porque ni después de eyacular se me bajaba. Mi culo y mis piernas estaban también llenos del semen de Zigor por detrás y mi abdomen, pubis y piernas del semen de Mauro. Al parecer habíamos eyaculado varias veces, pero el placer nos había desinhibido tanto que ni nos dimos cuenta de los gritos que dábamos.
    
    Después de la ducha, como era sábado, el abuelo nos llamó para el aperitivo que acostumbra a tomar abundantemente en sábado y domingo. Yo me puse short, ellos bajaron con bóxer como siempre. El abuelo al verme en short y no en tanga me dijo:
    
    — Tú eres el de los gritos más fuertes, ¿es que te han follado los dos a la vez…?
    
    — Ninguno me ha follado, abuelo, sus pollas han dejado el semen en mis piernas…
    
    — No me cuentes más, hijo, no me cuentes más, ya me imagino.
    
    — «Algo tiene el agua cuando la bendicen», que el agua lo lava todo.
    
    Nos había servido Martini para los tres como él, Martini Rojo, y una de Martini Bianco para la abuela que no tardó en salir con una fuente de langostinos y otra de mejillones. La abuela, muy discreta como siempre solo nos preguntaba si estábamos bien, y lo que más le gustaba: recibir nuestros besos cuando le recogíamos las fuentes. Sabedores, nuestros besos eran muy discretos pero en su boca y miraba al abuelo, luego, como ...
    ... siempre, dice:
    
    — Aprende algo de nuestros nietos, Fabián.
    
    — A ellos les conviene, nosotros ya nos tenemos, dijo socarronamente.
    
    Se levantó, agarró a la abuela con sus brazos la inclinó de espaldas y le dio un beso espectacular, hasta las lenguas vimos en movimiento. Asombroso, lástima no tener un móvil ahí mismo para fotografiar eso.
    
    ***** ***** *****
    
    Por fin llegó Lorenzo, mi primo Lorenzo, en verdad se trata de «mi Lorenzo»; de no haber sido porque cada día le llamaba yo y luego él o al revés, me hubiera desesperado. Me hubiera gustado acompañarlo, pero quizá hubiera parecido inadecuado o impertinente. Así que pasé diez días de sexo telefónico, ni que conversara con una puta de redes.
    
    (Perdón, un paréntesis: ¿También hay putos gays en las redes? Que algún lector me lo diga, porque ahora que ya estoy entrenado al sexo telefónico igual me apuntaría y sería eso una ganancia extra para mí. ¿Los putos gays pagan al fisco? Va, va, no molesto más. Cierro paréntesis).
    
    Lorenzo contó en su casa, era obvio, cómo estaba la abuela con el abuelo, exactamente como yo cuento cómo está el abuelo con la abuela. Lo que para los míos es insólito también lo es para los suyos, solo que nosotros comprendemos la felicidad de los abuelos y la compartimos. Aunque Lorenzo no quería de ninguna manera, un hermano suyo se enroló con él para pasar cuatro días en casa de la abuela y se vino el muy cabrón para ver por sus propios ojos si le convenía disfrutar de lo que gozaba su hermano en ...
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