El primo Erik, caliente como ninguno
Fecha: 07/02/2018,
Categorías:
Gays
Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
... casa de los abuelos. Aunque no todo fue un desastre para Erik, así se llama el hermano de Lorenzo, no encajó en casa de los abuelos y al final tuvo que irse. Nunca hablaba con la abuela de nada serio o de nada jocoso, nunca la llamó abuela, sino mamá Juliana, jamás llamó al abuelo como abuelo, en los cuatro días se dirigió escasamente a él y solo era Señor Fabián, incluso una vez lo llamó señor Damián con el desagrado del abuelo y la risa sarcástica de todos nosotros.
No obstante hay que reconocer que follando es una máquina, una máquina creativa, que sabe improvisar. Al segundo día Lorenzo me dijo que distrajera a su hermano, que lo follara o me dejara follar, que de algún modo lo dejara contento para que no pusiera problemas en casa al regresar. Añadió que tenía que aprovechar esa tarde en la que os abuelos, Lorenzo que conducía y Mauro se iban a la casa de este para tratar unos asuntos agrícolas con su padre y tardarían toda la tarde como unas cuatro o cinco horas.
Avisé a Zigor de la situación y le pedí que no me dejara solo con Erik, aunque nos pusiéramos a follar, o que vigilara o que participara, le metí una tira de profilácticos al bolsillo y entendió que quería que yo que participara de cerca. Zigor y yo ya sabemos por donde nos va mejor, él sabe que prefiero recibir que dar, así de egoísta soy y sé que él prefiere su culo intacto, a excepción de si es Mauro o Lorenzo o yo mismo. Aunque habían pasado unos cinco días de la metida de puño, esa actividad, llamada ...
... fisting o fist-fucking, me gustó, el placer es enorme, pero me dejó el culo abierto y un poco dolorido hasta este día, ahora bien es incomparable, el placer es total. Sin embargo ahora ya me encontraba bien, incluso cuando me metía un dedo, porque el culo ya se resistía y ponía en guardia los esfínteres.
Desde que se fueron los abuelos con Lorenzo, que se había convertido en nuestro conductor oficial, y con Mauro, Zigor y yo estuvimos todo el tiempo juntos, mimosos, dialogantes, besucones y abrazados para casi todo, no queríamos quedarnos solos ninguno de los dos; incluso yo me iba a orinar, orinaba conmigo Zigor y al revés, con ganas o sin ellas. Sacamos unas cervezas para merendar, saqué una por cada uno de los tres y el pastel que nos había dejado preparado la abuela.
Acabada la porción de pastel, Zigor y yo nos besamos para degustar el sabor dejado por el pastel en la boca, que en cada boca sabe de diferente manera. Eso lo miraba Erik no de muy buen grado, con lo que demoramos más de lo habitual. Pero tanto nos entretuvimos que nos olvidamos de Erik y comenzamos a quitarnos la poca ropa que llevábamos, es decir el short y las zapas. Yo restregaba mi polla con la de Zigor y nuestras lenguas se unían enroscándose. Nuestras manos se convirtieron en acaparadoras, pues no tenían cuerpo suficiente para manosear y hurgar.
Al parecer, sin duda alguna, se calentó Erik al vernos y se desnudó para unirse a nosotros dos. Le recibimos bien y le hicimos participar del placer ...