1. Historia del chip (045): Nuevas normas (Enko 004)


    Fecha: 09/02/2018, Categorías: Lesbianas Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... todavía está un poco verde para estas cosas. Sigamos con el tema del clítoris.
    
    Trudy volvió a notar el color aparecer en su cara, incluyendo un azoramiento propio de una jovencita. Podían radiarlo a todo el país.
    
    —Yo lo haría más sensible y algo más grande, para que el aro pudiera ser amplio y pesado.
    
    ¡Un piercing! Trudy cerró las piernas por instinto, rectificando de inmediato. —Perdón— dijo en voz baja.
    
    —Creo que has acertado, Mike —reconoció Enko con cierta admiración. —T, un piercing es práctico. No hace falta buscar el clítoris, la mano o la lengua va directamente al punto y visualmente es muy agradable.
    
    Trudy estaba plenamente de acuerdo, salvo por el pequeño detalle de que se trataba del suyo. No pensaba darle el placer de rebatir tan ponderados argumentos y menos teniendo en cuenta que cada movimiento de Enko era un ultimátum. Buscó una vía alternativa.
    
    —Si me colocáis un piercing en… ese punto, yo no voy a poder contenerme. Necesitaré el cinturón de castidad.
    
    Enko pareció decepcionado.
    
    —¿Y qué propones?
    
    Trudy no tenía tan bien planeado todo. Dudó.
    
    —Quizás… quizás pudiera tener permiso para masturbarme.
    
    A Mike le resultó indiferente. Enko no pareció a disgusto por la propuesta.
    
    —Podríamos planteárnoslo, si las condiciones son las adecuadas.
    
    Trudy se temió lo peor, no por la frase sino por el tono. Enko parecía apretar el nudo más cuanto más bajo hablaba. Mike aportó su grano de arena.
    
    —Es perfectamente razonable si usamos un ...
    ... criterio de tiempo, intensidad e insatisfacción.
    
    ¿Insatisfacción? Trudy pensó que no había oído bien. Enko sí lo había entendido.
    
    —Supongo que hablas de que al final del todo termine muy necesitada. ¿Qué opinas, Trudy, de masturbarte durante diez minutos de manera controlada?
    
    A Trudy se le cayó el mundo a sus pies. Su gozo en un pozo.
    
    —Imagino que es mejor que nada. ¿Podré masturbarme durante diez minutos cuando lo desee?
    
    Mike tenía otros planes.
    
    —No cuando quieras, T. Sería demasiado fácil. Varias veces al día, de forma habitual.
    
    Enko prosiguió.
    
    —Establezcamos un horario. Antes de dormir, justo al levantarte y dos veces más durante el día.
    
    Trudy enrojeció ante la perspectiva y una vocecita le recordó que había gente que estaría escuchando parte de la conversación. Enko puso una mano en el muslo desnudo, quién sabe si para consolarla, amedrentarla o excitarla. No importaba. Trudy abrió algo más las piernas, invitando al aterrizaje. Hace seis meses lo hubiera abofeteado por el magreo público, ahora se ofrecía como una zorra en celo.
    
    A Enko, la nueva disposición de Trudy le sorprendió un poco, por la rápida adaptación a sus nuevas circunstancias. Meditó un poco mientras acariciaba el turbador muslo y se le ocurrió algo.
    
    —Trudy, ve al baño. Diez minutos de masturbación.
    
    Solo le faltaba eso. Cualquiera de las mesas adyacentes podía haber oído el término masturbación e imaginado cualquier cosa, pero Trudy se levantó del taburete despidiéndose de ...