1. Historia del chip (045): Nuevas normas (Enko 004)


    Fecha: 09/02/2018, Categorías: Lesbianas Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... la mano furtiva. Salió escopeteada, más por evitar que las miradas se posasen en sus piernas desnudas que por ganas de ir al baño. Hacía meses que deseaba tocarse entre las piernas, ahora pon fin podría. Sólo que ni en sus peores pesadillas había imaginado que fuera en esas circunstancias.
    
    Se había movido consciente de su falda, de su andar y de la mirada de más de un comensal. Salvo que estuviesen sordos y ciegos, algunos sabrían qué iba a hacer en el servicio. No era nada de lo que avergonzarse, todos los hombres del mundo y un número indeterminado de las mujeres lo hacían. En su caso, el rubor provenía de la manifestación pública. Y también de la excitación de que se le ordenase.
    
    Al menos era un baño individual. Diez minutos exactos. Enko querría precisión. Puso el cronómetro de su dispositivo después de lavarse las manos. Pensó si debía quitarse la ropa, pero no vio dónde colgarla y optó por dejársela puesta. Tampoco es que fuera a estorbar. Su atuendo era ideal para el trabajo. Se levantó el top por encima de los pechos y los miró antes de empezar con el baile entre las piernas y los pezones.
    
    Cerró los ojos, molesta por tener que estar de pie, sintiendo que el inodoro no era lugar más adecuado para su actividad. Se olvidó pronto de esas disquisiciones y aprovechó al máximo la coyuntura. La alarma la sacó de su frenesí. Cortó de inmediato, molesta consigo misma por no haber sido capaz de estar más tranquila el último par de minutos. Se pondría dos alarmas desde ...
    ... entonces, una a los ocho minutos y otra a los diez. Era peor que despertarse. Aprovechó ahora para orinar y tratar de que los pezones rebajasen la tensión internacional.
    
    Tuvo poco éxito en el conflicto y si antes de ir al baño los pezones ya estaban enhiestos, ahora aparecían en formación de combate. Su sensación era en cambio distinta. Al menos había podido tocarse entre las piernas, después de tanto tiempo. Y unos pezones solidificados no iban a matar a nadie.
    
    Enko la cogió por la cintura cuando volvió y le dio un beso de tornillo, quién sabe si como recompensa o como castigo. La traicionera falda se subió ligeramente ante el giro brusco de su cuerpo hasta que la gravedad hizo su trabajo. Una vez Enko consiguió dejarla sin respiración y con los pezones todavía más diamantinos, se acercó tímidamente a Mike, a instancias de Enko.
    
    Prevenida ante la actuación diabólica de su falda y su cintura, se giró más lentamente y acercó a sus labios a los de Mike, mucho más cauta y algo expectante. ¿Qué más podía hacer por un extraño?
    
    El beso de Mike fue más ligero y desenfadado, como si le pareciese incorrecto aparentar un enamoramiento. Las manos en la cintura de Trudy simbolizaban el poder que todo hombre desea ejercer sobre el cuerpo de una mujer. Un poder que Mike tenía y que los dos sabían que ejercería cuando se le antojase.
    
    Mike le ofreció el taburete y Trudy se levantó la falda para sentarse como tenía establecido. El gesto fue rápido y las nalgas solo estuvieron ...