1. Amigo sin codigos


    Fecha: 11/02/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... costado, recibiendo sin compasión.
    
    -Y ahora, mientras me cabalgás la pija, me vas a decir la verdad…
    
    Yo subía y bajaba por esa verga muy lentamente, gozando cada centímetro.
    
    -¿Seguro que nunca corneaste a Javi, ni siquiera una vez…?
    
    -No… contame vos… es verdad que te pajeaba?
    
    Entonces Eduardo detuvo el movimiento cuando estaba bien arriba, impidiéndome bajar.
    
    -Para que queres saber eso? Te excita putita.
    
    -Contame dale! Confesá…
    
    -Sí… varias veces. Se rindió y comenzó a enterrarme la pija.
    
    -¿Cuántas veces…?
    
    -Muchas, si salíamos a bailar y no levantábamos nada seguro nos clavábamos unas pajas.
    
    -No… Por favor, no me pares…
    
    -Inclusive varias veces me la termino chupando sabes? Pero no creo que sea puto, conociéndote a vos me parece que es re cornudo.
    
    -No puede ser, no puede ser… haa.
    
    -Putita…Putita… qué bien nos vamos a llevar…. Yo estaba lanzada.
    
    -Qué buena pija tenés, hijo de puta… Yo seguía subiendo y bajando, clavándome la pija.
    
    Eduardo me tomó de los cabellos y comenzó a imprimirle fuerza y velocidad a ...
    ... la cogida.
    
    Yo jadeaba sonoramente aunque ya se escuchaba que había alguien mas en el baño. Me la sacó, me hizo girar, y me sentó sobre su pija pero enfrentado a él. La penetración no era tan profunda pero me veía la cara y los pechos
    
    -¡Qué buena que estás, mi amor…! Te voy a invitar a comer mas seguido, ¿sabés?
    
    Yo estaba a punto de acabar y solo le implore:
    
    -No pares… no pares, por favor… acaríciame la cola y dame duro… dame con todo…
    
    Un minuto después estaba acabando sobre la pija de Eduardo sobre el inodoro, ensartada como nunca. Eduardo acabó cinco minutos después, en posición perrito, con la vista de mi cola en primer plano.
    
    Un minuto después estaba sentada en la mesa con Javier, el mozo hablaba sin parar no sé de qué tema y me miraba cómplice, con una risa degenerada. Por suerte ese fue el último día que vi a Eduardo. Me quede con ganas de hablar muchos temas con Javier, pero tengo miedo que conversando se pueda llegar a dar cuenta de algo. Me gustaría conversar del tema seriamente con alguna lectora, pero no se si será posible. 
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