1. La zorra de mi cuñada


    Fecha: 13/02/2018, Categorías: Poesía Erótica, Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... movimiento de sus piernas. Además su otra mano no andaba por mi cuerpo. De pronto se levantó como una bala y corrió al baño. No aguanté y me hice una paja burda en su ausencia. Ya no me importaba si me descubría a su regreso, aunque éste no se dio.
    
    A los dos días, ella trajo una peli de suspenso y, a pesar de mi poco tiempo para corregir exámenes fuimos a verla. Me daba apuro rechazarle los alfajores de cacao y café que había comprado con tanto cariño. Realmente la peli era un bodrio rotundo. En 20 minutos mi mente ya viajaba en un sueño profundo, el que fue interrumpido cuando la oí decir entre dientes: ¡qué pija tenés guacho, uuuuuuy!
    
    Allí noto que el glande transgrede el elástico de mi bóxer y mi erección es admirada por sus ojos rojos por todo lo que había fumado a la mañana con su amiguita. Estaba sentada, en tetas, con una mano en la vagina y la otra alternando dedos en su boca.
    
    ¡flopy, por favor, esto es una locura, y no vuelvas a destaparme así, o no más pelis conmigo!, le dije sin convencimiento.
    
    Pero ella se sacó la bombachita roja de un salto y me la acercó a la cara repitiendo varias veces: ¡te gusta el olor a concha de tu cuñadita?, te gusta mirarme las gomas?!
    
    La olí con culpa aunque mordiéndome la carne por no violarla ahí nomás. Le vi la conchita depilada como un resplandor inocente, con su botón frenético visible y al rojo vivo. Vi cómo se pegaba en la cola mientras relojeaba mi dureza y continuaba sujetando su calzón a mi nariz ...
    ... extasiada.
    
    ¡dejame oler tu pija, y te juro que no le digo ni una palabra a la Mily!, dijo osada y sin prejuicios. No esperó mi respuesta. Corrió un poco mi bóxer y acercó su cara a mi pene indomable, gimió en cada inhalación mientras se colaba dos dedos en la vagina, y al parecer se moría de ganas por chuparlo.
    
    Pronto un grito ensordecedor le hizo temblar las piernas, le llenó de brillo las pupilas y de un pequeño huracán de flujos a sus laboriosos dedos. Se fue con signos de arrepentimiento, desnuda y bamboleante, al tiempo que yo me bañaba el pecho y el abdomen con una incesante lluvia de leche.
    
    El tema fue que por la noche, cuando yo me lavaba los dientes Mily me llamó intranquila desde nuestro cuarto.
    
    ¡¿De quién es esta tanguita?!, preguntó con semejante objeto en la mano. Le dije que seguro es de Flopy, y le expliqué que vimos una peli en la siesta. Por supuesto, me vi en menos de lo que canta un gallo en la calle, sin laburo, en tribunales intentando demostrar mi inocencia y, sin novia. Otra vez a lo de mis padres, sin un mango y arruinado.
    
    Mily, tras un silencio de velorio me preguntó si quedaban tostadas para mañana, si vino el repartidor de sodas y si me había acordado de pagar los impuestos. Nada hacía pensar que algo pudiera estar mal. Pero apenas me acosté me dijo:
    
    ¡ojo con Flopy en la cama, es re toquetona, te va a tocar a vos, y yo la voy a tener que reventar!
    
    Pronto Mily estaba encima de mí con sus tetas presionando mi pecho y con su conchita pugnando por ...
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