La zorra de mi cuñada
Fecha: 13/02/2018,
Categorías:
Poesía Erótica,
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... de la furia de Mily. Pero la guacha se arrodilló para petearme mientras Mily se acomodaba en mi pecho para que mi lengua vaya y venga desde su culo exquisito a su clítoris, prevaleciendo bastante en su vagina mojada como nunca. Luego, tras una fricción insoportable de su pubis en mi cara, Mily parecía desvanecerse.
Sus gemidos se apagaron con como sus fuerzas que amenazaban con desfigurarme la mandíbula de tanto frotarse, rozarse y saltar con su conchita desde mi nariz a mis tetillas. Su ira comenzaba a diluirse con cada de su orgasmo que me empapaba hasta el cuello y deleitaba a mi lengua selecta. Entretanto Flopy se quedaba con una flor de acabada en la boca. Mi leche se le escabullía de los labios, y en cuanto se la mostró a Mily, ésta se levantó y le comió la boca con el resto de dignidad que encontró.
¡Dame esa lechita Flopina, que es mía, y esa pija también es mía chancha de mierda, y lávate la conchita puta!, le decía palmoteándole la entrepierna, incrustándole la lengua casi hasta la garganta, y de vez en cuando le lamía un ...
... pezón.
Apenas bajaron las pulsaciones Mily echó a su hermana del cuarto, ordenó la cama, prendió un sahumerio y me dijo acurrucándose en mi pecho como una gatita: ¡tengo muchas ganas de hacerte el amor, que me llenes de leche como lo hiciste con Flopy, querés?!
Esa noche diluvió sostenidamente mientras Mily y yo cogíamos. Fueron tres los lechazos que le fecundaron cada centímetro de su intimidad. Al otro día nada hacía pensar que las cosas pudieran cambiar. Florencia seguía en pelotas por la casa, cogiendo con alguno con la puerta de su habitación abierta de par en par, fumando y vagueando sin un propósito. Mily y yo ahora cogíamos incluyendo a Flopy aunque no estuviese físicamente.
Solo que la muy zorra de mi cuñada habló con mi suegra y le contó su versión de los hechos. Según ella Milagros y yo la forzamos a tener sexo con nosotros a cambio de comprarle flores. A pesar de su insolencia, sus mentiras y su carita de mosquita muerta, mi suegra y su hermana le creyeron.
Hoy Mily y yo vivimos temporariamente en lo de mis padres. ¡No nos quedó otra!
Fin