1. El acoso que sufrí por parte de mi hermana


    Fecha: 14/02/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Ifardavin, Fuente: CuentoRelatos

    ... bajándose las bragas, mostrándome un coñito depilado y bien recortado. Adoptó una pose sumamente sensual
    
    —¿No tienes nada que decir de tu hermana? —Se sobaba las tetas, tirando de los pezones con los dedos y pasando luego por el coño... Era la imagen más erótica que había visto en mi vida. Tenía la polla a punto de reventar el pantalón...
    
    —¡Estás loca! ¿Se puede saber qué pretendes? —Dije con voz jadeante por la excitación y el desconcierto...
    
    —¿Qué pretendo? No pretendo nada, solo relajarte un poquito. ¡Siempre estás tan metido en los libros...! Creo que por eso te llevas tan mal con todos.
    
    No sabía ni dónde meterme, si esto seguía así podía llegar a cometer una locura. Luchando con todas mis fuerzas conmigo mismo conseguí serenarme un poco, al menos dar esa imagen... Por dentro estaba hirviendo como un volcán...
    
    —Mira Marta, no sé qué plan te traes entre manos pero ya está. No quiero saber nada. Ahora mismo te vistes y te vas de aquí.
    
    Ella no me hizo ni caso, puso una cara muy mimosa y se volvió a acercar a mí. Como yo estaba cerca de la cama, caí sentado en ella al recular. Marta se me sentó encima, desnuda como estaba, pasando sus piernas alrededor de mí y apoyando su depilado coño sobre mi polla a punto de reventar. Estaba totalmente desconcertado, incapaz de reaccionar cuando ella inició un movimiento de vaivén sobre mi paquete. Yo no quería, intentaba apartarla, pero estaba consiguiendo llevarme a un grado de excitación inimaginable. Al empujar, mis ...
    ... manos se posaron, accidentalmente, en sus senos...
    
    ¡Qué tetas...! ¡Qué suaves! ¡Con el pezón totalmente tieso! Un calambre me recorrió toda la columna, desde la nuca a la rabadilla, produciéndome una sensación maravillosa. Aun así, intentaba resistirme a sus avances, lo que estaba sucediendo no entraba en mis esquemas, me estaba desarbolando por completo y no quería, no podía sucumbir a las tretas de mi hermana...
    
    Vana ilusión. Me abrazó por el cuello y pasaba los dedos por mi nuca, rascando y acariciando el pelo, sin dejar de moverse sobre mi cosa, apretándose más a mí, sujetando con su cuerpo mis manos sobre las tetas.
    
    Me miraba fijamente, la cara roja, la boca entreabierta, jadeaba... Me besó. Acercó sus labios a los míos y, ladeando la cara, me dio un beso apasionado, intentando introducir su lengua en mi boca... Me resistía, giraba la cabeza de uno a otro lado intentando escapar de esa boca incestuosa. Con mi forcejeo y su peso caí tumbado sobre la cama, con las piernas colgando. Lo aprovechó para inmovilizar mi cara con sus manos y comerme los labios, el cuello, las orejas.
    
    Yo, ya no era yo. No sabía ni donde estaba, me sentía totalmente dominado, indefenso ante los ataques de Marta, incapaz de reaccionar con coherencia. Mi fuerza por quitármela de encima era cada vez menor, me sentía débil.
    
    En un momento en que no me di cuenta Marta me bajó el pantalón y el calzoncillo, dejando en libertad mi miembro que se mostraba erguido en todo su esplendor.
    
    Lo ...
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