1. El acoso que sufrí por parte de mi hermana


    Fecha: 14/02/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Ifardavin, Fuente: CuentoRelatos

    Me estaba sintiendo acosado. Era horrorosa la situación, no sé cómo hay gente que puede aguantarla e, incluso, disfrutar de ella. Estaba un día cualquiera, solo en mi habitación, estudiando para un examen, totalmente abstraído. Sin llamar a la puerta, cosa que me molesta sobremanera, entró mi hermana pequeña, en bragas y sujetador. Me sentí muy incómodo y no pude menos que reprocharle su indumentaria y actitud.
    
    —Podrías llamar a la puerta ¿No? ¡Y vestirte un poquito más! —Le dije de mala leche.
    
    —Venía a buscar una cosa. ¿Te molesta verme así? —Su tono no era ni amable ni enfadado sino un poco incitante
    
    —Pues sí, me molesta bastante. —Contesté
    
    —¡Ya salió el mojigato! ¿Es que te parezco un adefesio? —Había puesto los brazos en jarras y me miraba desafiante...
    
    —No me pareces nada. Me parece impúdico que te exhibas así delante de mí. —Mi humor no era para echar cohetes, precisamente...
    
    El conjunto que vestía no tenía nada de particular, blanco, liso, sin encajes, más parecido a un bikini que a ropa interior. Sin embargo, mi hermana estaba muy buena y lo lucía espléndidamente. Me daba rabia verla así, con esa desvergüenza. He de recalcar que Marta y yo nos llevamos bastante mal. No sé si siempre ha sido de este modo, pero, en la actualidad, todo lo que hace me sienta mal. No me pregunten porqué pero es así. Siempre nos peleamos y chinchamos, dándonos malas contestaciones a todo y provocando, continuamente, el enfado de nuestros padres. El resto del tiempo nos ...
    ... ignoramos mutuamente.
    
    Pero, desde hacía unos días, las cosas iban peor. Parecía que el único objetivo en la vida de mi hermana era fastidiarme, me incordiaba continuamente y hacía todo lo posible por hacerme saltar. Lo estaba consiguiendo... Últimamente todo eran insinuaciones, comentarios de índole sexual que me ponían frenético. Si quería irse a follar con alguien, que lo hiciera, pero que me dejara en paz, que a mí no me importaba nada. Creo que necesitaba un buen polvo para bajarse los humos. Marta me contestó... —¿Impúdico? Yo creo que te pongo... —Me dijo, más insinuante aún.
    
    Desde luego, esta tía era gilipollas. ¡Que me pone! ¿Cómo se le podía ocurrir? Aunque no fuera mi hermana y solo estuviera ella sobre la tierra me seguiría dando asco.
    
    —Mira, imbécil, déjame en paz y lárgate de aquí. Eres la tía más gilipollas que me he echado a la cara.
    
    Se fue de mi habitación refunfuñando y diciéndome de todo por lo bajo. Si había venido a buscar algo, se fue sin ello, desde luego.
    
    Tenía que reflexionar. ¿Por qué se estaba comportando así la subnormal esta? Una cosa era llevarnos mal, pero otra distinta lo que estaba haciendo ahora. ¿Qué intentaba insinuándose así? A lo mejor le picaba el coño. Pues que se lo rascara ella solita...
    
    Unos días después hubo otra escena parecida... Estaba tranquilamente en el cuarto de baño, a punto de pegarme una buena ducha. Sin venir a cuento, o sea, sin llamar, entró Marta, solo en bragas, con las tetas al aire y una toalla en la ...
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