1. Un viaje a la playa con mi madre y yo


    Fecha: 15/02/2018, Categorías: Incesto Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos

    UN VIAJE A LA PLAYA CON MI MADRE Y YO.
    
    (MI PADRE LLEGARÁ PRONTO, O ESO CREEMOS)
    
    Para Lara, mi más fiel lectora.
    
    Durante los últimos 5 años he estado sin vacaciones. He sido un mal estudiante y he tenido que quedarme en la ciudad recuperando asignaturas y cursos. Ahora, por fin he terminado mis estudios, y puedo irme de vacaciones. Pero como no tengo trabajo por el momento, ni pareja, tengo que irme de vacaciones con mis padres.
    
    Mi padre trabaja toda la primera semana de agosto, así que primero nos iremos a la playa mi madre y yo, y luego cuando termine, vendrá el.
    
    Como él tiene un buen trabajo y gana mucho dinero, (mi madre dejó de trabajar después de tenerme a mí, soy hijo único) nos ha dado dinero para que mi madre se compre unos buenos bañadores o bikinis y para mí también. Pero si tu padre tiene tanto dinero, ¿tu madre y tú no teníais buena ropa de baño ya, o qué? os preguntareis. Pues es que mi padre es muy generoso y ha decidido renovar todo nuestro vestuario al terminar mis estudios. Si, teníamos ropa chula y eso, pero se ha liado la manta a la cabeza y ¡hala! a vaciar los armarios y cambiar de ropa.
    
    Os ahorraré los días que pasamos mi madre y yo comprando ropa y bañadores, bikinis, etc., porque es todo muy aburrido.
    
    El día 1 de agosto salimos a las 6 de la mañana para evitar atascos. Mi madre conducía y a esas horas, todavía se notaba fresquito.
    
    Paramos a descansar y a tomar algo. El resto del camino hasta llegar a la playa, conduciría ...
    ... yo.
    
    Quedaban como unos 150 km para llegar a nuestro destino. El sol nos daba de cara y aunque llevábamos el aire acondicionado a tope, estábamos sudando. Mi madre llevaba un vestido corto que dejaba ver sus piernas y el principio de sus muslos. Sus piernas estaban un poco húmedas y pese a que tenía la vista fija en la carretera, de vez en cuando miraba hacia ella y me fijaba en sus piernas, que pese a sus 45 años, todavía eran hermosas.
    
    Me sentí un poco acalorado por esa visión, pero no podía hacer nada.
    
    Un poco más adelante vi un área de servicio y me desvié para salir a ella.
    
    —Hijo, todavía nos quedan 50 km —me dijo mi madre—. No vamos a llegar nunca.
    
    —Tranquila mamá. Estamos sudando como pollos. Necesitamos parar y refrescarnos un poco.
    
    Habíamos comprado una garrafa de agua en la gasolinera y ahora me daba cuenta de que había sido una buena idea comprarla para refrescarnos.
    
    Paramos en al área de descanso. No había ningún coche allí. Saqué la garrafa y procedí a echarle agua por el pelo a mi madre, que lo agradeció. Yo también me refresqué la cara, pero vi que mi madre seguía acalorada, por lo que no se me ocurrió otra cosa que echarle más agua por encima de su cuerpo, mojando su vestido. Este se transparentó un poco, y yo me sentí un poco excitado. Entonces me vino a la cabeza cuando era más pequeño, y dormíamos juntos la siesta con mi padre. Recuerdo haber tenido alguna erección, pero sin saber todavía que era eso.
    
    Volvimos al coche, ya más frescos y ...
«1234...»