1. Un viaje a la playa con mi madre y yo


    Fecha: 15/02/2018, Categorías: Incesto Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos

    ... finalmente llegamos a la playa.
    
    Sacamos las maletas y subimos al apartamento. En el ascensor nos encontramos a una pareja inglesa muy amable. Nos despedimos al salir y vimos que iban al apartamento que estaba junto al nuestro.
    
    Sacamos las cosas más necesarias y las colocamos en los armarios, la ropa de vestir y de playa y toallas y demás.
    
    Pese al cansancio del viaje, mi madre estaba deseando bajar a la playa. Tenía sobre la cama al menos cinco bañadores y un par de bikinis. Me preguntó cualquier quería que se pusiese.
    
    —Me gusta el verde claro —le comenté. Yo había escogido un bóxer verde oscuro y pensé que quedaríamos bien así los dos.
    
    Entonces se quitó el vestido delante de mí sin esperar a que saliera de la habitación. Yo giré la cabeza, avergonzado, mientras me figuraba que estaba quitándose el sujetador y las bragas.
    
    —No tengas vergüenza hijo, te he visto muchas veces desnudo. Anda, cámbiate tú también.
    
    No tuve más remedio que desnudarme delante de ella y ponerme el bañador. Me quedé de espaldas para que así solo pudiera ver mi culo.
    
    Cuando terminé, ella ya se había puesto el bañador y le sentaba bastante bien. Mi madre no es una mujer delgada, tampoco está rellenita, pero vamos, esta fuerte. Piernas anchas, aunque no demasiado. Caderas también anchas y un buen culo. Grande, como a mí me gustan. Sus tetas han empezado a caerse un poco hace años, pero son muy apetecibles aún.
    
    Ya preparados, bajamos a la playa. Mi madre se mete en el agua la ...
    ... primera. Disfruta como una niña pequeña. Nos empujamos, nadamos un poco y tonteamos como dos adolescentes.
    
    Yo me salgo el primero porque estoy muy cansado. Ella se queda un poco más. Me tumbo en la toalla y al rato veo cómo sale del agua. Su cuerpo está mojado y el sol cae sobre ella. Es alta, hermosa y sus caderas se mueven al ritmo de sus andares. Me quito las gafas de sol y me quedo contemplándola. Ahora mismo pese a sus kilos de más, no demasiados, me parece la mujer más hermosa del mundo. Mi padre tiene suerte de poder tirarse a una mujer así. Por un momento la deseo y tengo envidia de el.
    
    Recogemos todo a eso de las 2 de la tarde y nos marchamos. Antes mi madre reservó una mesa en un restaurante en el que nos conocen hacen años, ya que íbamos cuando yo era pequeño. Nos han preparado una paella para dos.
    
    Cuando llegamos, Manuela, que así se llama mi madre, saluda a Rodrigo, el dueño. Hace años que no se veían por culpa mía. La verdad, yo tampoco tenía la culpa del todo porque ellos podían haberse ido de vacaciones igualmente, aunque tuviese que recuperar el curso, ¿no?
    
    Nos sentamos y nos traen la bebida y al poco la paella. Mi madre se ha puesto una bata por encima del bañador que deja ver su escote. Cuando ha llegado el camarero me he fijado en que se ha quedado mirando sus tetas. La verdad es que son grandes y sobresalen del escote del bañador.
    
    —Tendrías que haberte tapado un poco más —le digo—. Te ha hecho una fotografía con la vista.
    
    —Déjale que se ...
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