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El síndrome del oso panda (10)
Fecha: 17/02/2018, Categorías: Incesto Autor: vero_y_dany, Fuente: CuentoRelatos
... porque tenía una mano introducida entre las piernas de la anfitriona, y le masajeaba de cuando en cuando el sexo con la mano abierta. Mi marido comenzó a resoplar fuertemente. ¡Estaba a punto de correrse! Absorta como estaba contemplando el espectáculo, no había advertido que Javi se había pegado a mi cuerpo por detrás. Su mano fue a mi cuquita, y comenzó a frotármela. Dany levantó la vista en ese momento. Me miró… Y se corrió en el interior de Juani. 22 Conversaciones de alcoba (Vero) —¿Y será así durante los quince días? —pregunté mirando a Dany. Él sonrió. —Espero que no. Me han dejado seco entre las tres. —No me digas que has eyaculado tres veces… —insinué. —Dos —respondió él—. ¡Jajajaja! Sandra es experta en “levantar” … lo que sea utilizando solo la boca —sonrió irónicamente—. Después de follarme a Carla… —¡Vaya! parece que te ha gustado la chica —le interrumpí, con gesto falsamente enfadado—. Pues mira, creo que tendrás alguna ocasión más, aunque no vayan a las vacaciones de Sandra y Jorge. Cuando nos despedíamos, Javi me ha dado su número de ...
... teléfono… —Pero tú no me has contado nada —cambió él rápidamente de tercio. «Hay algo que me callaré. Me da una vergüenza horrible decirle que ya tampoco era virgen “por detrás”» —pensé. —Bueno, las mujeres tenemos una facilidad de la que no disfrutáis los hombres. De manera que yo sí… quiero decir… —…que te has follado a los tres —cortó Dany—. Yo también. Pero intuyo que tú te has corrido con cada uno. —Pues sí, si quieres que te regale los oídos. Me quedé pensativa unos instantes. —¿Te das cuenta de que estamos hablando de ello como si fuera lo más natural del mundo? —dije al fin. —No me siento como un depravado, lo lamento —indicó Dany—. A estas alturas del partido, no me parece que hayamos hecho algo monstruoso. ¿Y tú? Le besé “con lengua”. —Tampoco. Pero me falta algo… Me quité por la cabeza el camisón, y después así la cinturilla de su pantalón de pijama. Su pene mostraba una erección incompleta. «Mi boca no es la de Sandra, pero yo también sé cómo levantar cosas con la lengua» —pensé irónicamente. Cogí el pene de mi marido, y me incliné sobre él… Fin del libro I