1. Desconcertando a mi prima Vicky


    Fecha: 18/02/2018, Categorías: Incesto Autor: zitro1, Fuente: CuentoRelatos

    ... casi inaudibles gracias brotaron de sus labios, cerró los ojos, por lo que me dio a entender el beneplácito para seguir, pase la mano bajo la goma de las bragas acariciándole el vello púbico para posar después mis dedos sobre los labios para frotarlos y entreábreselos ligueramente, no opuso resistencia cuando le baje las bragas hasta la misma altura de sus pantalones. Su vello púbico era del mismo color intenso que su cabello pero maravillosamente ensortijado y muy abundante, no alcanzaba a cubrir los carnosos labios de su sexo que en ese momento se entreabrían por la excitación. Estaba repasando con la mirada su cuerpo blanquecino semidesnudo cuando soltó de golpe
    
    —¿Quiero ver tu polla? enséñamela.
    
    Inmediatamente me incorpore y la obedecí, no apartaba la mirada cuando asomó por la bragueta de mis pantalones.
    
    —Bájate los pantalones quiero verla toda —soltó sin reparos.
    
    Y sin reparos quedó todo al aire, la cabeza había alcanzado ese color morado intenso que precede a la eyaculación y me sobresaltó cuando una de sus manos se cerraron con firmeza en la parte inferior del tronco, apenas por encima de los huevos, para impedir lo que parecía ya inevitable.
    
    —Respira profundamente y trata de pensar en otra cosa —me indicó con un tono de voz que me sonó a cordura.
    
    La necesidad de expulsar la leche que colmaba mis inflamadas pelotas fue disminuyendo lentamente aunque mi polla continuaba tan dura como una estaca, ver a una chica con las tetas y la concha al aire ...
    ... sujetándome la verga con ambas manos sentada entre mis piernas resulta un espectáculo por el que hubiera dado lo que no tenía para inmortalizarlo en una filmación o al menos en una foto.
    
    —¿Mejor? —me preguntó cuando el color morado de la punta cedió a un rojo pálido.
    
    Asentí, mientras terminaba de sacarme los pantalones antes de tenderme de nuevo a su lado.
    
    —¿Y ahora qué? —preguntó con el nerviosismo propio de quien vive una situación muy irregular.
    
    —¿Quieres que lo dejemos hasta aquí...? —respondí a mi vez.
    
    —Esto no está nada bien verdad —dijo como si hablara consigo misma.
    
    —¿Pero ya que estamos, dejarlo ahora...? —insistí juntando un poco de coraje al notar que ella no se pondría a dar alaridos acusándome de un crimen sexual.
    
    —Creo que vamos a cometer un error muy grande, pero aceptare antes de que cambie de idea —dijo susurrando.
    
    Mi miembro en su mano lo aferra con tanta fuerza que me hace temer por su integridad. Gime, cuando le meto un dedo en la concha y empiezo a pajearla. Al intentar apagar el sonido de sus gemidos me muerde en mis labios. Contengo el grito de dolor y le introduzco un segundo dedo, entro y salgo con los dedos índice y corazón, le alcanzo el clítoris con el pulgar y froto. Vencida, echando la cabeza hacia tras, arqueando su cuerpo, cierra los ojos y llega al orgasmo mientras la sostengo contra mi pecho. Su respiración pasa del jadeo a las inspiraciones profundas antes de que sus ojos se abran de nuevo. No tengo nada que decirle, ...
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