Yo y mi circunstancia
Fecha: 15/06/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Evamar, Fuente: CuentoRelatos
... estas equivocado”. Se disculpó y se retiró, como decimos, con la cola entre las patas. Después fui a mi recamara a verme en el espejo para comprobar cómo me miraba con esos leggins y tacones. Me reí y comprobé porque se había puesto tan nervioso y porque estaba tan insistente. Debo reconocer que me veía muy bien.
En el fondo sabía que yo tenía parte de culpa de lo sucedido. Pero me cuesta trabajo ser de otra forma. Empecé a cambiar mi forma se ser con él y las cosas se calmaron. La relación con mi marido seguía excelente, nunca le dije nada y aunque sabe de mi forma de ser no me cela, tiene una confianza casi ciega en mí, que a veces no es tan buena en una relación, pues a mi parecer, a veces la incertidumbre juega un papel importante en un romance. Las relaciones íntimas seguían en su apogeo, disfrutables, a pesar de 10 años de casados o por eso mismo, pero, como decía, esos intervalos de los viajes ayudaban mucho a que nuestra vida sexual se mantuviera plena, pues la espera intensificaba nuestro deseo. Si a esto le agregamos los mensajes por teléfono y lo que nos decíamos nos provocábamos más, por ejemplo, en ocasiones le enviaba un mensaje en que le decía que estaba muy caliente, que hacía mucho calor y que había salido en minifalda al supermercado y que no tardara en regresar pues los hombres se me insinuaban y me decían cumplidos. Esto lo ponía al tope, pero era un juego a final de cuentas.
Con el paso de los días, se nos informó el día de la exhibición y ...
... competición en una provincia de la que no diré su nombre. Había que quedarse una noche. Fue un fin de semana, por lo que fue mi marido. Todo transcurrió normal. En la noche se programó una cena. Al siguiente día mi hijo participaría en una de las competencias, por lo que, en un momento, al final de la cena, mi marido dijo que estaba cansado y se subiría a dormir con el niño. Y así fue, yo, le dije, estaré un rato más y me subo al cuarto. En la mesa en que me encontraba estaban algunos padres de familia, pero después llegaron a ocupar algunos de los lugares de la mesa tres profesores, entre ellos, el de mi hijo, que se sentó a mi lado. Conversamos un rato y después les dije que ya me retiraba. Él se ofreció a acompañarme al elevador. Pero en el trayecto me dijo si no aceptaba tomar una copa, le dije que no, que estaba cansada y que me esperaba mi esposo y mi hijo. Insistió. Acepté, le dije que siempre y cuando no nos demoráramos. Nos recomendaron ir a una especie de bar-disco del mismo hotel, así que nos encaminamos a ese lugar. Había mucha gente, había fila para entrar, pero fluía la fila. Así que nos formamos. Los de la entrada nos dijeron que hiciéramos una sola fila, para que fuera más rápido la entrada; así que él me tomó de los hombros y se colocó detrás de mí. La fila se apretaba en algunos momentos, por lo que nos reíamos por la situación. Conforme íbamos llegando a la puerta de la entrada, había menos espacio entre una y otra persona, por lo que sentí como se me acercaba por ...