1. En el pueblo con mi cuñado


    Fecha: 20/02/2018, Categorías: Transexuales Autor: cientodiezy7, Fuente: CuentoRelatos

    Llegamos al pueblo a las dos de la tarde aproximadamente. Mi chico y yo nos las prometíamos muy felices este año: íbamos a estar solos los dos en su pueblo; su padre, ya viudo, no podía acompañarnos, pero nos ofreció su casa para que pasáramos ahí unos días.
    
    Llegamos al pueblo a las dos de la tarde aproximadamente. Nada más bajar del coche, Jesús me dijo:
    
    -Aquí el calor es mucho más húmedo. Si quieres, mañana podemos ir a bañarnos al río...
    
    Razón no le faltaba, pero el calor era tan intenso y el viaje se me había hecho tan largo, que como toda respuesta le fruncí el ceño. El termómetro rozaba los cuarenta grados, la luz del día era casi cegadora y la ropa se me pegaba al cuerpo. Pensé que no resistiría una semana en ese lugar... ¡Y acabábamos de bajarnos del coche!
    
    -No te preocupes, dentro de casa hay aire acondicionado. -Dijo Jesús leyéndome el pensamiento.
    
    -Menos mal, ¡porque creo que me va a dar algo! -Contesté riendo.
    
    Entramos a los bultos a la casa y yo enseguida pregunté por el termostato. Subimos las escaleras y me enseñó las habitaciones.
    
    -Esta será la tuya. -Sentenció con su voz ronca.
    
    -Pensaba que íbamos a dormir juntos.
    
    -Sí, pero es mejor que dejes aquí tus cosas. Si viniera alguien y viese todas las bolsas en una sola habitación...
    
    Jesús y yo llevábamos 2 años saliendo juntos y ninguno había salido del armario. Jesús, desde luego, no podía hacerlo, en su bufete no lo hubiesen entendido, y yo, si quería seguir siendo su pareja, debía ...
    ... permanecer en un discreto segundo plano. Tampoco nuestras familias sabían de nuestra relación ni de nuestra orientación sexual; o al menos, se habían acomodado a no saberlo...
    
    Durante los siguientes días apenas salimos de casa, al menos durante las horas de sol. Por las noches, salíamos con algunos amigos de Jesús a cenar, a hacer una copa o simplemente a pasear disfrutando de la bajada de la temperatura. El pueblo era uno de esos rincones perdidos en el Pirineo aragonés, tan lleno de encanto, con restos de lo que fue una ciudad floreciente, un antiguo (y muy deteriorado) monasterio, un par de acueductos y unos habitantes encantadores. Esos días perdí la noción del tiempo y los horarios. Aunque solo duró justo hasta que llegó su hermano.
    
    Serían las once de la mañana cuando comenzó a sonar el móvil de Jesús. En la penumbra que ofrecían las persianas bajadas escuche en silencio la conversación:
    
    -Sí, estaba durmiendo. Si, si, es que anoche salimos de farra con Sergio y los demás. Ah! Debe de estar también durmiendo. Claro, claro. Venga, un abrazo "txiquet".
    
    Tan pronto como colgó, Jesús me dijo que me fuese a mi habitación que su hermano estaba de camino. Busqué mis calzoncillos y le ayudé a cambiar las sábanas que estaban arrugadas y manchadas de sudor y semen, restos de nuestros revolcones. Lo cierto es que mi chico tiene un pollón -le mide unos 13cm, pero del grosor de un vaso de cubata- y, después de dos años juntos, sabe perfectamente cómo hacerme jadear igual que ...
«1234»