1. Favores sexuales con el portero del edificio


    Fecha: 20/02/2018, Categorías: Masturbación Autor: Valennn, Fuente: CuentoRelatos

    ... rubia, vení que te llevo a pasear en pija por toda la ciudad, ¡te voy a romper tanto el orto que no te vas a poder sentar en una semana! – seguía diciéndome el taxista, por mi parte lo único en lo que pensaba era en que el portero me responda rápido para poder entrar. – Quien es? – respondió el portero después de un rato.
    
    – Hola don Rubén, soy Valentina …, del …, por favor puede abrirme, es una emergencia.
    
    – ¿Qué pasó?
    
    – Después le explico, ¿por favor puede abrirme??
    
    – Bueno, espera, ya voy.
    
    Mientras hablaba por supuesto que el taxista continuaba diciendo cosas; yo me quedé parada apoyada sobre la pared esperando a que el portero llegara para poder entrar.
    
    – Dale rubia mostrame la colita una vez más, o sino al menos las tetas – decía -- No me podés dejar así, al menos vení y chupámela que tengo la pija re dura.
    
    Un rato después veo que aparece por el pasillo del hall don Rubén, llevaba puesto una remera con un pantalón de gimnasia y se notaba que aún estaba algo dormido, al estar un poco más cerca me paro en frente de la puerta para poder entrar al instante y veo que su cara de dormido se transforma en cara de sorpresa por la situación de verme en ropa interior y portaligas enfrente de la puerta del edificio. En eso escucho al taxista – Si rubia, quedate así un rato, no sabes la paja que me estoy haciendo mirado tu culo.
    
    En ese momento el portero me abre la puerta y me pregunta si estoy bien, le respondo que sí y entro, al ver esto el taxista grita ...
    ... –¡Chau rubia! ¡Cuando quieras vení que te rompo el culo! – ¿Que pasó?, ¿quién era ese tipo? – me preguntó mientras cerraba la puerta.
    
    – Nada, es un boludo que pasaba por acá – mientras le respondía pude darme cuenta que el aprovechó para mirarme de arriba hacia abajo sin ningún tipo de disimulo.
    
    – Y porque estas vestida así? – me pregunto mientras empezamos a caminar hasta los ascensores con su mirada clavada en mi cola.
    
    – Nada, eh, es una broma que me hizo una amiga – fue la primera boludez que se cruzó por la cabeza.
    
    – Linda broma che – me respondió esbozando una sonrisa.
    
    – Por favor me puede abrir, no tengo las llaves de casa.
    
    – ¿Perdiste tus llaves? – preguntó, estando ya enfrente de los ascensores mientras no paraba de mirarme las tetas.
    
    – No, me las olvidé en casa de una amiga.
    
    – En casa de una amiga, mira vos. ¿Y por qué no le pedís a tus papás para que te abran, no están en casa?
    
    – Si, pero … – hice un silencio, no sabía que responder.
    
    – No querés que te vean así, ¿verdad?
    
    – Si, por favor necesito que me abra la puerta de casa – mientras se lo decía, tenía las manos juntas como cuando uno hace un ruego u oración.
    
    – Esta bien, no hay problema.
    
    – ¡Gracias!, se lo agradezco mucho, me salvó la vida – en ese momento sentí como si me volviera el alma al cuerpo, al fin tenía algo de suerte.
    
    – Pero si yo te hago un favor, vos también tenés que hacerme uno a mí – me dijo con una mirada lujuriosa.
    
    – ¿Qué quiere decir?? – respondí, aunque ...