Mi hijo me ayuda a curar las heridas
Fecha: 21/02/2018,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: tranque, Fuente: CuentoRelatos
... encargaban de pasarme cremas con antibióticos en las cortes que tenía en varias partes, cortes profundos y algunos puntos que me habían dado. Tenía una cicatriz con dos puntos en la espalda por la forma en que caí y otro corte más profundo, que después me enteré, tenía cuatro puntos entre las nalgas, muy cerca de mi ano, yo no lo veía por la posición, pero la enfermera que me atendía se preocupaba de pasarme una crema para que cicatrice sin infectarse.
En total estuve internada seis días, en los cuales hacia mis necesidades con la ayuda de mi amiga los dos primeros días y después con la de las enfermeras. Sólo me ayudaron a orinar porque no tenía necesidad de cagar, y eso me preocupaba, porque tarde o temprano lo tendría que hacer.
Llegó el día del alta y mi hijo me vino a buscar al hospital para llevarme a casa. Las enfermeras le explicaron los cuidados que tenía que continuar y yo pensé en pedir ayuda de alguna enfermera de la zona ya que me amiga no estaría por un tiempo.
Llegamos a casa yo muy incómoda en silla de rueda porque por los golpes y los cortes no me aconsejaban caminar, pero con la tranquilidad de estar más cómoda en casa.
Llegamos a casa entramos y mi hijo me llevó a la cama, primero me senté con la ropa que tenía y me recosté. Le pedí una agenda a Fer con la esperanza de conseguir enseguida a una enfermera y comencé a hacer unos llamados, pero se empezó a volver una tarea imposible, eran vacaciones y en la zona escaseaban. Tampoco tenía parientes ...
... cerca, ni madre, tías o primas, ya que después del divorcio nos mudamos lejos con mi hijo.
Comencé a pensar que Fernando sería mi única opción y tenía miedo de su reacción pensando que a él le daría asco cuidarme, pero tomé coraje y se lo propuse.
—Fer no me gusta decirte esto, pero te quiero preguntar si vos me podrías ayudar, en cuidarme, perdona no quiero comprometerte, pero no consigo ninguna enfermera por la zona, estoy desesperada.
—No má, no hay problema yo te puedo ayudar, algo me explicaron las enfermeras.
—Pero mira que me tenés que ayudar en todo, no puedo usar las manos por lo menos hasta que me saquen las vendas.
—No hay problema tendré que aprender, pero quiero que vos te sientas cómoda, porque no sé si quieres que te vea… con poca ropa o te da vergüenza.
— Como voy a tener vergüenza, si vos me vas a hacer el favor de cuidarme, pero no quiero que tengas asco.
—¿Por qué asco? ¿Estás loca?
— Pero me vas a tener que limpiar, dar comer, cambiar moverme y curarme las heridas.
En ese momento de la conversación ya estaba imaginando todo lo que tendría que hacer por mí y como lo tomaría, tendría que ver toda mi intimidad, me tocaría en todas partes y mi cabeza empezó a funcionar a toda velocidad, mi corazón empezó a acelerarse y empezó a cubrirme la sombra de la culpa. En Fernando no encontré desagrado, sólo demostraba servicio, aunque su voz estaba un poco entrecortada por los nervios.
—Dale má ¿cómo empiezo a ayudarte?
—Bueno primero ...